- Perdón, estoy cometiendo muchos fallos, sepa disculparme, pero mientras más tiempo logré pasar con usted y reciba indicaciones de selectividad de respuesta le aseguro que seré más eficiente, no me desinstale - imploró el asistente, sabía perfectamente que ocurriría si eso pasaba, un desarme exhaustivo en búsqueda de errores.

- Tranquilo hombre - jamás en su puta vida había escuchado rogar a una máquina, estaba flipando, se sintió como un tirano al recordar cómo lo había tratado hace rato, ni él se aguantaría en ese estado - tampoco es como si fuera a acabar con tu vida, solo que fue una noche jodida para mi cabeza, no es tu culpa.

- Está bien - el pobre asistente virtual se sentía más contento al saber que el malhumor de su amo se debía a otra cosa y no a él, esperaba que en el futuro le dieran un nombre propio.

Luego de eso, a Rubén ya hasta le daba pena pedirle que vaya a dejar su traje a alisar, simplemente optó por ponerse unos jeans oscuros, cambiar su remera por un body blanco con cintas verdes de cuello en V, suspiró, seguía preguntándose como una máquina podía suplicar. Se dirigió a la entrada para ponerse sus zapatos negros y recoger un saco, al final se había arreglado lo mejor que podía y salió de su hogar, no debería demorar más de 2 minuto y medio si usaba el ducto de transporte local.

 Se dirigió a la entrada para ponerse sus zapatos negros y recoger un saco, al final se había arreglado lo mejor que podía y salió de su hogar, no debería demorar más de 2 minuto y medio si usaba el ducto de transporte local

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Samuel

Había llegado 15 minutos antes de lo previsto, el local parecía a rebosar, aunque sabía que era una cosa meramente espectral y holográfica, desde que su amigo David había implementado las cenas holográficas en la zona vip para promocionar su servicio de comida a domicilio, el lugar había estallado en críticas positivas, pero para él simplemente, había perdido la gracia y esencia de un restaurante.

- ¡Vegetitta! ¡Me contó un pajarito que venías aquí! - exclamó el dueño del local mientras se acercaba a la mesa donde se encontraba su amigo.

- ¡Vaya, Fargan! ¡No esperaba que también fueras fan mío! - exclamó sonriendo, mientras se levantaba para abrazar a su amigo, había pasado un mes desde que no lo veía físicamente.

Fargan llevaba un pantalon marrón con una camisa beige acompañada de un chaleco bordo con detalles marrones y dorados bordados. No importaba cuántas veces lo viera, él seguía llevando orgulloso, estampado en su ropa el logo supremo de que era poseedor de todas las especies de búho, le envidiaba, a él aún le faltaban dos especies más para estar a su nivel.

- ¡Hombre! ¿Como no voy a ser fan tuyo? Vegetta, me ofendes, siendo rango máster en "Purple, everywhere" puedo decir que soy más fan que amigo - dijo, haciendo que ambos se pusieran a reír -, en fin ¿Que te trae tan elegante y sexy a mi humilde restaurante? ¿Una cita quizás? - pregunto sugerente el amante de los búhos, mientras tomaba asiento.

Había recibido notificaciones a por doquier de que su amigo había entrenado con una ropa, qué bueno, no dejaba nada a la imaginación, David sabía reconocer que aunque estaba en forma, su amigo estaba mamadisimo. Y sumando a que tenía una reservación a su nombre en el restaurante, pensó rápidamente que quizás se ponía guapo para alguna cita.

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