—No tengo duda, a ti ni siquiera te interesa ser como él —puso su mano sobre mi espalda ofreciendo un consuelo.

Asentí—. Con todo eso, Kamijo fue y habló con Akira, le dijo quién sabe qué cosas sobre mi, que yo le había prometido la historia —volví a ocultar la cara entre las manos—. ¿Qué fue lo que hizo Akira? Creerle, le creyó al mayor papanatas de la historia, en lugar de confiar que yo nunca haría algo así —sentí que me ahogaría en llanto—. Vine con toda la disposición de romperle la cara a Kamijo, pero me estuvo evadiendo. Ahora por supuesto, Akira no me habla y yo siento que voy a matar a alguien.

Sentí que su mano me daba ligeras caricias en círculos para tranquilizarme—. Tranquilo, seguramente Akira se dará cuenta de lo tonto que fue al creerlo; por lo que me cuentas están bajo mucho estrés —sonó tan comprensivo que agradecí mil veces tener un amigo como aquel.

—Tenemos este don de convertir todo en un drama, si te contara —dije mirando mis manos—. Hace ocho años casi nos destruye, no quiero que vuelva a pasar algo así. Todos estamos hechos un desastre, pensé que a pesar de las amenazas y los ataques, Akira y yo sobreviviríamos porque ya lo habíamos superado una vez, me da miedo que se vaya al carajo —dije honestamente.

—Lo dudo —dijo Sujk—. Es una pelea, nada más. No creo que no puedan arreglarlo —me sonrió.

Me sentí más calmado al instante—. Tienes razón, gracias. Perdón por esto —me recargué en su hombro y su brazo rodeó mis hombros.

—No pidas perdón. Quiero pensar que Akira no sería lo suficientemente estúpido para dejar ir a alguien como tu —dijo en un tono que me causó un sobresalto—. Y si lo hace, yo seré el primero en estar contigo.

—Sujk... —pronuncié levantando ligeramente la cara, entendiendo sus palabras por primera vez. Me veía con ternura y una sencilla sonrisa, sus ojos no mentían. Estábamos bastante juntos aunque eso no importaba, yo amaba a mi novio, no podía ver a nadie más de manera diferente—. Yo...

—No lo digo con ninguna esperanza —dijo en voz baja.

Sonreí ligeramente, la puerta se abrió en ese momento, estábamos sentados en una posición bastante comprometedora. Tardé en reaccionar y hacerme a un lado, solo que ya era demasiado tarde, la persona que había entrado me veía con ojos cargados de furia que pasaban de mi a Sujk en milésimas de segundo. El ambiente del cuarto se tensó de inmediato, me sentí paralizado, no sabía qué hacer o qué decir. Akira avanzó con paso decidido, le había visto tantas veces esa expresión en la cara, que estaba seguro de lo que iba a hacer. Me atravesé impidiendo que llegara a Sujk, quien se levantó con una expresión seria.

—¿Qué haces aquí? —Le pregunté con voz ahogada.

Me miró con desprecio—. ¿¡Qué hago aquí!? —Gritó, seguramente todos afuera lo escucharían—. Vine a disculparme, si seré idiota —se pasó la mano por el cabello alejándose de mi—. Me sentía mal por como había reaccionado anoche, vine a disculparme y mira como te encuentro —volvió a mirar a Sujk.

—No es lo que crees —sabía perfectamente lo que podía parecer, pero estaba tan alejado de la realidad y Reita estaba tan enojado que no me escucharía.

—¿Entonces, qué es? —Siguió gritando—. Primero Kamijo y luego esto, nunca imaginé que estarías vendiéndote al mejor postor —un dolor atravesó mi pecho ante sus palabras, no pude ponerle mucha atención pues su cara se volteó debido al puñetazo que recibió, Sujk lo había golpeado.

—Retráctate —dijo con voz seria.

Reita sonrió, como un maldito psicópata; aquello se iba a salir de control y rápido. Me volví a interponer entre ambos. Varias personas comenzaban a asomarse a la sala, los gritos estaban llamando la atención de todos.

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