Así como Victoria ...

Ella tuvo tanta suerte en encontrar a su alma gemela dispareja, se ve tan felíz cuando recuesta su cabeza en el pecho de ese flacucho.

Le tengo envidia.

Cerveza, deliciosa y espumosa, calma mis penas está noche, convierte mis llantos en risas y que Victoria me lleve a casa sana y salva cuando caiga inconsciente. Amén.

— ... entonces le dije que me debía 5 no 3, ¡Y trató de golpearme!.— Seguía contando aunque no escuchara nada de lo que decía.- Ya no puedo apostar tranquilo.

Todo me da vueltas, esto está funcionando, tengo que ir por Vicky.

— Vicky ...— Traté de moverme de esa silla pero escuché cristales romperse.

¡Oye estúpida ten más cuidado!.

Señor tranquilo, le compraré otra.- Escuché unos chasquidos.

Pero mi cuerpo trataba de acercarse a mi amiga pelirroja que se moría a carcajadas con su novio.

¡Fíjate imbécil, éstas extensiones son costosas!

¡Oye te estamos hablando plana!

¡Anna creo que bebiste de más!

En cualquier momento voy a quedarme dormida, siento como pequeños empujones en mis brazos que me hacen tambalear.

¿Anna estás bien?.

Creo que vomitará ...

¡Pero qué asco!

— Victo ...— Mis piernas tiemblan.

Mi lengua y cuerpo se adormece, así que por favor Victoria ...

¡Anna!

Llévame a casa.

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¿Qué es esto?

Siento como si mi cuerpo estuviera flotando sobre una nube.

Que sensación tan agradable, me gusta que me acaricien las mejillas.

Es como si pequeños rayos de sol me acariciaran despacio las manos, calentándolas a su antojo.

Qué delicioso aroma dulce, quisiera bañarme en este olor para tenerlo impregnado en mi piel.

Ojalá los hombres pudieran tener un aroma que te puede llegar a sonrojar al apenas sentirlo.

Creo que estoy soñando.

Y si estoy disfrutando esto significa que Victoria me llevó a su casa, tal vez estoy recostada en el sofá y su novio volvió a rociar perfume en la sala.

Pero ...

Siento frío en el pecho.

Ah ...— No recuerdo que el techo fuera de madera.

Mi nariz está algo tapada.

Una pequeña brisa hace que temblara.

— ¿Pero qué?.— Al pasar mis manos por mi pecho no lo podía creer.

Estaba desnuda.

Una frasada que cubría mis pies ahora cubría todo mi cuerpo con la piel de gallina.

— ¿Dónde estoy?.— Miré a mi alrededor, estaba sobre una cama en una habitación pequeña.- Esta no es casa de Vicky.

¿Dónde está mi ropa?

Shipeos de Metal Family Where stories live. Discover now