Capítulo 10

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Podía comprender de lo que era capaz un neófito cuando tiene sed, fui víctima cuando era niña y de otro hace tan solo unos meses, pero jamás pude imaginar de lo que eran capaces tantos de ellos.

Me costaba imaginar cuál era el infierno al que Jasper se refería cuando me contó su historia al completo, cuando me enteré lo que él había sido y lo que había hecho. Lo que le habían hecho.

Era sinceramente extraño, al haber vivido con una familia de vampiros, escucharle hablar de los humanos como si fuéramos un simple ganado, como si fuéramos los animales que yo consumo a diario...

Y sobre todo me perturbaba saber que habían guerras reales entre los vampiros, que eran más peligrosos de lo que creí. Naturalmente mi familia al igual que nuestros primos en Alaska eran completamente veganos, educados amables y piadosos que era tan difícil imaginar a alguien como Victoria o James.

Mi hermano, no solo había sido un soldado respetado por los mortales, al punto de lograr un cargo de alto rango con rapidez con tan solo 17 años. Si no que además había logrado ganarse la confianza del aquelarre que le hizo aquellas cicatrices en los brazos, lo único que podía marcar la piel de un vampiro así, era el veneno de otro.

Sus ojos, perdidos y a la vez concentrados en lo que contaba, las miradas que él y Edward repartían cada cierto tiempo, era consciente de que me tenía que contar todo, pero también de que cortaba algunas partes.

Fue entonces que lo mencionó, aquel nombre que a pesar de todo logró que mi piel se achinara. María, la mujer que le había convertido, y entrenado, para desatar una masacre. La culpable de que mi hermano todavía no pueda saciar por completo su sed.

Me contó que estuvo a su servicio, no solo años, sino décadas, y comprendí porqué la ausencia de sangre humana era para él lo mismo que cuando a un drogadicto le quitas su cocaína. Entonces nombró otro nombre, un tal Peter, el cual era un neófito de 3 años cuando le conoció y entabló una amistad con él. Para mi sorpresa, este había encontrado a su pareja entre el nuevo aquelarre de neófitos, y había huido con ella al norte cuando se les dio la oportunidad.

5 años después regresarían cuando Jasper se dio cuenta de que esa tal María quería traicionarlo, y se fue con él sin dudarlo dos veces. Viajó con ellos hasta que se dio cuenta de que, en palabras de él, era un monstruo...

Un día se cansó de matar y se fue de vagabundo por el mundo, a pesar de la sed comenzó a intentar perfeccionar lo que todos aquí, la autodisciplina. Pero entonces su mirada sombría cambió y se volvió una sonrisa...

Me contó como fue que conoció a Alice, o mejor dicho como ella prácticamente lo encontró. Sin decir nada mas que un simple hola, ambos comenzaron a viajar juntos en búsqueda de la familia de Carlisle.

Edward comentó que cuando él volvió de cazar con Emmet todas sus cosas estaban en el garaje porque prácticamente le habían quitado la invitación, sonreí suavemente, al menos había tenido un final feliz.

-¿Por qué no me dijiste que podía ser una tropa?

Jasper pareció tensarse un poco y negó con la cabeza aún tomando su mano.

-Creí que era, había malinterpretado todo, era básicamente imposible. Por qué crearían un ejercito en Seattle? No hay razón para hacer eso aquí en el norte, donde los nómadas viajan a su antojo y nadie lucha, ni defiende las tierras.

Excepto los lobos, claro.

-Pero deben serlo, no hay de otra. Supongo que no deben de pasar la veintena, lo arduo es su escasa capacitación. Quién sea que los cree se limita a dejarlos sueltos. Si los dejamos la situación solo empeorará y los Vulturis aparecerán en cualquier momento...

Estrella fugaz ||Edward Cullen y tú|| ||3° Libro|| ||Saga Crepúsculo||Where stories live. Discover now