Prólogo

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Sinceramente no podía creerlo, la nota tenía tantos borrones y además estaba rota que sentí pena por la pobre hoja. A pesar de que tuviéramos teléfonos, Jacke siempre solía intercambiar notas conmigo, según él para que no lo lean mi familia, pues se las daba a Billy, él se las daba a Charlie, y Charlie a mi.

Probablemente todo mundo se preguntaba: ¿por qué me había quedado con Charlie a pesar de que mi familia ya estaba en la ciudad?

Y la respuesta era bastante obvia en realidad, Charlie no tenía a nadie más que a mi, y mi familia me tendría para toda la eternidad una vez que me graduara este año. Bueno, podríamos contar que tenía a Billy, pero hablaba de familia cercana.

Además vivir con él aseguraba que no solo los hombres lobos nos protegerían, si no también los vampiros. Dos pájaros de un tiro, se podría decir, de no ser porque estos se odiaban a muerte.

Comprendía todo el tema de enemigos mortales, pero wey, ¡yo era la comida de ambos bandos y aún así podía convivir con ambos!

-Charlie, ¿qué haces?

Pregunté al ver cómo metió un bote de metal en el microondas.

-No estoy seguro...

Murmuró el viejo oficial mientras que me levantaba y cancelaba lo que sea que quería hacer.

-La cosa es así, le quitas la tapa, lo pones en un plato y lo metes. El metal y el microondas no se llevan bien, para nada.

Él asintió y me dejó ponerle el tiempo a la par que miraba la cocina.

-¿Hay algo allí?

Él asintió como si fuera un niño pequeño, dolía verlo así, completamente perdido.

-Los spaghettis, los puse como me enseñaste, ¿que tal quedó?

Observé la olla y saqué uno para probarlo.

-¡Nada mal Charlie! Has mejorado, ¿pero se puede saber qué haces...?

-No sé de que hablas, solo intentaba hacer algo por mi mismo.

Reí con suavidad, Edward todavía no había llegado, y digamos que hoy traería un paquete grande para ver a qué universidad iría. Si era sincera, no quería ir a ninguna, solo quería terminar la preparatoria y ser libre, ya está. La razón por la que lo mencionaba era porque Charlie había tardado tiempo en comprender que Edward había sido mi novio, y más que novio, mi prometido durante mucho tiempo.

Naturalmente lo odio cuando supo lo que pasó con Bella, y cómo no hacerlo, Edward a veces era demasiado idiota la verdad, ¿pero qué podíamos hacer con ello? Le costó aceptar el hecho de que Ed quería venir a 'cortejarme' después de lo ocurrido con Bella, por lo que decidimos dejarlo en que solo era un hermano adoptivo que quería lo mejor para mi.

Y con el que probablemente me casaría, ahora que era grande y escuchaba esa frase en voz alta me daba cuenta de lo mal que sonaba.

Y hablando de sonidos, acababan de tocar el timbre.

-Iré yo, coje esta manoplas y quítale el exceso de agua a los fideos, ¿ok?

Él asintió y me dirigí a la puerta, allí se encontraba Edward con una tímida sonrisa mientras que sostenía una caja con varios sobres.

-Hola...

Me dijo con voz suave.

-Hola, ven pasa. Charlie, estaremos en mi habitación, cualquier cosa gritas, ¿ok?

Recibí un "si" de su parte y subimos a mi habitación para sentarnos en la cama y que dejara caer las miles de cartas en el edredón blanco.

-Realmente te estás esmerando...

Estrella fugaz ||Edward Cullen y tú|| ||3° Libro|| ||Saga Crepúsculo||Where stories live. Discover now