Capítulo 22 | Ring de boxeo

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—Gracias —le dije al señor del taxi mientras le entregaba el dinero.

Bajé del auto y esperé a que se fuera para seguir en lo mío.

Al salir fui a casa, me bañé y arreglé para decirles a mis padres como excusa que saldría con Kaden. Ellos no tuvieron ningún problema con eso porque no habían notado que Kaden ya se había ido minutos antes. Difícil fue crearle una excusa a los gemelos, quienes sí habían notado que él ya se había ido, pero simplemente les dije que no era asunto de ellos.

Ahora estaba en el mismo depósito de la noche en la que supe que Peter peleaba. Al salir de casa fue muy complicado tratar de adivinar el destino de Kaden, pero mientras iba por la carretera que conectaba con la ciudad, vi el auto de Peter a unos cuantos metros. Por alguna razón mi cabeza lo asoció a que ambos estarían en el mismo lugar así que le dije al taxista que lo siguiera. No estuve tan equivocada porque efectivamente estaban en el mismo lugar.

Revisé todo el estacionamiento para encontrar la camioneta de Kaden al final. Seguí las mismas instrucciones de la primera noche que estuve aquí y caminé hasta el mismo depósito. No fue muy difícil hallarlo ya que la música retumbaba hasta el estacionamiento.

Nuevamente todo estaba lleno de gente bailando, tomando, fumando... El ring de boxeo seguía en el medio de todo.

Di unas cuantas vueltas en busca de Kaden, pero no lo hallé por ningún lado. Por suerte esta noche no había ningún idiota intentando ligar conmigo. Cuando me cansé decidí ir hasta una de las mesas vacías que había en un pequeño balcón que daba la vista perfecta al cuadrilátero.

El lugar estaba abarrotado de gente. Recuerdo como antes amaba ir a fiesta cada nada con Kyle o a reuniones que hacían mis compañeros de clases. Ya no era ese tipo de chica. Prefería quedarme en casa leyendo o viendo alguna serie absurda para evitar hacer desastre a donde iba.

No me pedí nada para tomar las tres veces que uno de los meseros se acercó a mí. Tampoco tomé las bebidas que me trajo por cortesía del lugar. Aunque sí fruncí el ceño cuando lo noté acercarse nuevamente con otra bebida.

—No tomé las dos primera que trajiste —le dije cuando estuvo frente a mí—. Si sigues trayendo cortesías del lugar, te las descontaran del sueldo.

—Y si no las traigo, me despiden —respondió dejándola en mi mesa—. Mi jefe la envía y pregunta si estás sola.

Fruncí mi ceño mirando a mí alrededor. Había estado sintiendo que me estaban mirando, pero ninguna de las veces que había observado había encontrado a alguien mirándome de vuelta. Miré nuevamente al chico frente a mí, quien esperaba mi respuesta con una ceja arqueada.

—No, mi acompañante está en el baño —mentí desviando la mirada.

El chico no dijo nada más y se fue, dejándome nuevamente sola con la sensación de ser observada.

Los minutos pasaron y nada que Kaden o Peter aparecían. Me levanté varias veces para rondar por el lugar, tratando de encontrar a uno de los dos y de perder la mirada que sentía sobre mi espalda. Al no conseguir nada, nuevamente, volví a la mesa y decidí esperar allí hasta que ellos aparecieran.

Por suerte, no fue mucha la espera. Al cabo de los minutos, un chico salió de uno de los pasillos que llevaban a los camerinos. Traía un micrófono en mano así que asumí que sería el presentador de esta noche.

—Pero cuanta gente tenemos hoy aquí, ¿No? Parece que va a ser una pelea jodidamente entretenida —La gente del lugar comenzó a enloquecer dando gritos y aplausos para mostrar su entusiasmo—. Bueno, no queremos seguir perdiendo el tiempo, ¿No? —La gente volvió a enloquecer mientras negaba efusivamente como respuesta—. Bueno, bueno, sin más nada que decir invitamos al chico que no necesita presentación porque su sola presencia hace que las palabras, y faldas de las chicas, queden cortas. Que suba, por favor, el magnífico campeón de campeones... ¡Peter Smith!

Dulce BonhomíaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin