Epílogo

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La mañana los encontró de nuevo abrazados, como muchos otros días, la verdad adoraba esta situación, estar así, simplemente juntos. Harry se había levantado, ahora detestaba haber abierto la boca y decirle a su jefe que no le debía los días, en este momento pagaba por su tontería, Draco se había levantado con él y ambos se habían bañado, bueno no solo bañarse, pero habían aprovechado el tiempo perdido, después de vestirse escucharon a James hablar, ambos fueron a su habitación extrañados, era raro que James se levantara tan temprano, apenas entraron el pequeño sonrió ampliamente

—Mama...—hablo claramente el pequeño dejándolos a los dos con la boca abierta, a Draco se le habían aguado los ojos solo de escucharlo y no pudo evitar casi comérselo a besos, igual que Harry que se sentía entre celoso y orgulloso de su hijo, le dolió tener que dejarlos para ir a trabajar. Cuando llego le conto a su jefe y compañeros lo que había pasado y les dijo que desde el siguiente día podían visitar a los nuevos padres pero como más de uno sabia, en esos días no querían la visita de nadie pero podían enviarles algún regalo y luego irían a conocer al nuevo Weasley, también les conto entre puras sonrisas que iba a ser papa de nuevo, todos lo felicitaron y le desearon lo mejor, enviándole sus saludos y felicitaciones a Draco, en resumen podía decir que todo había salido de la mejor forma posible.

Unas semanas después Ginny se había ido, despidiéndose de él y de James, haciéndole prometer que le escribiría para saber cómo iba el pequeño, se podía decir que entre ellos se habían limado asperezas, tanto así que la chica le había dado el divorcio sin ningún problema, aunque había quedado con Draco de que no se casarían de inmediato, el punto es que ahora era libre, bueno más o menos porque nunca se había sentido tan unido a alguien, amaba con su alma a Draco y todo lo que pasaba lo hacía muy feliz; lo que no lo hizo tan feliz es que el profeta se había enterado del estado de Draco prácticamente a la semana de que ellos lo supieran, no se enteró de quien fue quien lo dijo (el medico) pero lo importante es que ya todos lo sabían por los múltiples reportajes que les hacían, aunque eso no le quitaba la felicidad por la que pasaba y sus ganas de disfrutar su nueva estrenada familia. Lo último no era tan sencillo porque después de unas semanas Draco ya no se levantaba con él, de hecho según le informaron los elfos se la pasaba durmiendo, no le dio importancia pero de igual forma lo llevo al médico, solo para que este le dijera que no había nada de malo y lo consideraran un síntoma de embarazo, le pareció bien, aunque después no tanto porque cuando se iba a trabajar Draco estaba durmiendo y cuando volvía estaba que se caía del sueño, pero debía ser paciente, al final de cuentas era por su hijo.

Otros que estaban que no se cambiaban por nada eran Ron y Hermione, estar con sus hijas los había hecho subirse a un arcoíris de colores pasteles y sueños rosas, habían estado completamente enfocados en la pequeña y pues claro en recibir regalos y visitas de todo el mundo, también Ron tuvo que volver al trabajo de forma reticente pero igual siempre salía temprano para estar con sus dos amores, todo se había acomodado en sus vidas y podían decir que eran mucho más felices ahora.

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Habían pasado ocho años desde ese momento en el cual su vida había cambiado tanto al hacer un trato con la persona que menos lo esperaba, él y Draco se habían unido por situaciones muy diferentes al amor y ahora tenerlo así, con el vientre de nuevo hinchado cargando a su tercer hijo, era el tercero ya que él no había gestado a James, aunque si lo crio como propio y después habían tenido a sus muy amados mellizos Albus Severus y Scorpius Potter Malfoy, ahora en este momento esperaban al que fuese su ultimo hijo, no lo esperaban pero no por eso sería menos amado

—Sí, ahí, justo ahí— Draco estaba de lado recibiendo los embistes fuertes y certeros de su esposo, quien se movía ansioso dentro de su amado; se habían casado cuando los mellizos cumplieron los cinco años y se sintieron lo suficientemente seguros de dejarlos con sus familias para ir de luna de miel, no lo pensaron mucho y tampoco hicieron algo muy grande, solo para ellos y los que los amaban

El TratoWhere stories live. Discover now