Capítulo 3: Él último adiós.

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Los dias se pasaron demasiados lentos para mi ser. Del instituto a casa, de casa al hospital, todas las tardes iba a verla, tenia la necesidad de estar ahí si despertaba.

Ya habían pasado 2 semanas desde que mi abuela está en terapia. ¿Hubo mejoras? No, ella no despertó. Los doctores nos dijeron que tuvo un ACV (Accidente Cerebro Vascular. Provocado por la rotura de una arteria del cerebro). Podría vivir pero sería para sufrir más, porque no iba a poder moverse, estaría en estado vegetal.

Eran las 17:00 hs de la tarde, y con papá decidimos pasar por mamá al trabajo.

Nos encontrábamos aparcados a un costado de la calle, esperando, en silencio. Cuando el teléfono de papá se encendió de una llamada entrante.

- Hola, si? Esta bien ya voy para allá.
-Lo miré desconcertada-.

- Es tu tía, y dice que los doctores han llamado y quieren hablar con nosotros. -Quedé en estado de shock, por mi cabeza cruzaron mil ideas-.

- Espera a tú madre aquí. Yo les avisaré cualquier cosa que ocurra, Em. -Asentí y me bajé del auto-.

Lo vi marcharse y una sensación rara se apoderó de mi.

Pasaron casi 10 minutos y mamá salió de su trabajo, me miro extrañada.

- ¿Hija, como estás? ¿Y tú padre?

- Hola mamá, lo llamaron del hospital y fue para allá. ¿Vamos caminando? - El hospital estaba a 5 cuadras del lugar, era buen plan caminar-.

- Que extraño ¿No? -Frunció el seño-.

- ¿Tú piensas que pasó algo grave? - pregunté inquieta-.

- Vamos a ir a averiguarlo. -Y justo en ese preciso momento en su celular se reflejó una llamada entrante de mi padre-.

- Hola cariño, esta todo... -Fue interrumpida por algo que mi padre le dijo-.

La mire a los ojos, y vi como tragó en seco. Creo que obtuve mi respuesta en ese preciso instante.

- Esta bien, ya vamos para allá. - Cortó. Me observó callada por un momento y entendí todo-.

- Ya dilo mamá. -exigí-.

- Ya está en un lugar mejor, Em. Ella partió a estar en paz.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, el nudo en mi garganta me impidió decir cualquier palabra. En ese preciso momento, todo mi mundo cayó al piso, perdí fuerzas, perdí todo. Sólo me tiré a los brazos de mi madre y lloré, lloré sin querer cesar de ello.

- Llorá mi amor, sacá tú dolor, no te guardes nada. Acá está mamá para tí.

Cuando sentí que podia hablar sólo pedí una cosa.

- Vamos mamá necesito verla. -Asintió y caminamos abrazadas al hospital-.

En lugar ya se encontraban mis hermanos, mis tías, y Dani.

Abrazamos a papá mientras lloraba como nunca lo vi llorar. Detrás de mi estaba Franco, mi hermano mayor. Me tomó de los hombros y me sacó de ahí.

- Em, veamos esto como algo que a ella le hace bien, un descanso en paz. Ya no va a sufrir Emi, estará bien y nos cuidará siempre. -Habló entre lágrimas. Asentí y lo abracé con todas mis fuerzas-.

- Me hará mucha falta. Yo, no quería que fuera así. -Dije entre sollozos-.

- Nadie lo quiso. Pero es una parte de la vida Em.

Nos mantuvimos abrazados ahí un buen rato, hasta que decimos verla por última vez, y asi fue.

Presenciamos todo, los dos juntos. Vimos cuando la sacaron cubrida con una sábana blanca, y juro que todo se tornó gris en mi, el corazón me gritaba a llantos, el vacío en mi pecho fue inmenso.

Subimos a la ambulancia sólo nosotros dos, junto a su cuerpo. Debíamos llevarla al lugar del velatorio.

Y la tarde se pasó en eso, en preparar todo para su despedida, no me hacía la idea aún, no caía en todo lo que pasaba a mi alrededor, todos se movían de un lugar a otro. Yo sólo me mantuve sentada en un costado del lugar, apartada de todos, y tratando de entender porque se tenía que ir.

Cayó la noche, entramos a la gran sala espaciosa, tenia mucha iluminación, sillones alrededor, en el medio se encontraba el ataúd con mi abuela ahí. Dentro de la misma sala, habia una habitación con dos camas, una pequeña cocina con mucho café y té, y un baño.

Asi pasamos la noche, no pegué el ojo en ningún momento, con ayuda del café.

Al día siguiente las personas que venian a despedirse de ella, entraban y salían. El dia se pintó de gris, una llovizna que no ceso y frío. El clima acompañaba mis sentimientos.

En horas de la media mañana llegaron mis amigos.
Victoria, Federico, Liam, Julie, Axel, Tyler y Ailin.
Hicimos un "abrazo grupal" o el intento de aquello. Y nos dirigimos hacia ella, a dar nuestro último adiós.

Si, necesitaba de mis amigos que me den las fuerzas necesarias de pararme ahí, verla y despedirme.

Vicky me sostenía un lado del brazo, y del otro lado tenia a Liam, recostando mi cabeza en su hombro. Mientras los demás estaban alrededor. Nos despedimos en silencio de aquella gran mujer que hizo de mi vida una felicidad.

Todos acompañaron al entierro. Pero en aquel momento como si la madre tierra supiera de mis emociones, se largó una fuerte lluvia, que nos obligó a todos volver pronto a casa.

Los chicos por su parte ofrecieron acompañarme, pero les dije que no, que me encontraba muy cansada, era verdad, sólo quería llegar, ducharme y dormir.

Efectivamente lo que más me costó fue dormir, me eché a llorar por unas horas. Y creo que de tanto llorar quede dormida.

Ahí vas por la vida pendiente del celular, de las jodas cada fin de semana, juntadas con amigos. ¿Domingos de familia?
Por la resaca durmió hasta las tres de la tarde. Se perdió el almuerzo familiar y todo lo que ello incluye.

Si así de egoístas somos en nuestra juventud. Juramos amar a nuestra familia, pero antes de pasar momentos con ellos, de ser parte de una cena o almuerzo familiar, tienes alguna joda en lo de un amigo, tenemos que ver series en netflix , leer novelas en wattpad. Y miles de escusas más. Pero, ¿Quien son los primeros en derrumbarse cuando nuestros abuelos parten al cielo?
Nosotros, porque cargamos con el tiempo que no aprovechamos a su lado.

Si, el arrepentimiento de quien no disfrutó de estos seres, duele más, mucho más que la pérdida. El vacío que te deja su ausencia.
¡Pero los recuerdos juntos me recompensarán!
Esperen... no tuve tiempo para mis abuelos, no tuve tiempo para mis padres, el trabajo, la escuela, la casa, los chicos. ¡Error! Hay más tiempo que vida, más tiempo que tus mil escusas.

Eso marcó mi vida, ese vacío que dejó mi abuela, teníamos un tiempo perfecto y con el salí adelante. Pero hay quienes no lo tienen. Hay quienes no saben disfrutar la familia.





Holaa de nuevo por acá. Este capítulo me tocó bastante escribirlo, al fin y al cabo es un capítulo triste. Los que perdieron a alguien sabe como se siente Emily. Y tiene razón no? Debemos crear más " tiempos perfectos " junto a nuestras familias.

😚😚

Atrapados En Dramas.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt