Celos del camarero

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Oí la bolsa caer, y me asusté. Me puse lo necesario para taparme y agitada, encendí la luz. -¡ZULEMAA, QUE COÑO HACES!- No entendí como pudo abrir la puerta con tanta sutileza y silencio.
Macarena me miró avergonzada y asustada. Yo no supe reaccionar y le dije que venía para preguntarle a qué hora era el desayuno.
Me vi, indefensa y le dije -A las 7:30 abren el comedor y ahora vete por favor-
Me giré y salí sin despedirme, sentí que la había incomodado mucho y me fui a dormir preocupada.

El día siguiente a las 7 am

Algo en el pasillo se cayó y me levanté. Abrí la puerta y vi a un joven que se le había caído una bandeja con un gran desayuno. -¿Estás bien, te has hecho daño?- Miré al joven que me sonrió amablemente. Era un chico de unos 23 años, muy atractivo, pelo rizado, moreno, mandíbula marcada, estaba fuerte, tenía un piercing en el oreja y tenía unos pocos tatuajes en los brazos. Salí un poco despeinada, con pantalones cortos y camiseta finita fucsia. Me agaché para ayudarlo a recoger. -Joder, ¿te he despertado?, lo siento mucho, es mi primer día y ya estoy tirando la comida, qué desastre.- La chica era rubia muy pero que muy atractiva, se agachó y no pude evitar mirar su escote unos segundos. -Muchas gracias por ayudarme, mi nombre es Raul.-

Noté al instante su mirada en mis pechos, pero no le dije nada, es más, me acerqué más a él, con la excusa de acercar la bandeja. -Mi nombre es Macarena, pero me llaman: La rubia o Maca.-

-Bueno Macarena, encantado de conocerte. ¿cuánto tiempo vas a estar alojada aquí le dije pícaramente. -Estaré hasta mañana por la mañana- Nos despedimos y volví a mi cuarto, me vestí, me arreglé y llamé a la puerta de Zulema.

Estaba por cambiarme, cuando llamaron a la puerta. Intuí que era Macarena, abrí avergonzada por lo sucedido anoche. -Buenos días Macarena, podemos hablar un momento-

-Sí, de echo siento mucho haberte gritado. Me asustasté y te vi ahí parada y no supe que hacer-.

-No discúlpame tú a mi- Iba a decirle la verdad, pero me quedé callada. -Bueno, ahora bajo-

Cerré la puerta y Macarena bajó al comedor. Mientras iba poniéndome las botas, iba recordando la belleza de la rubia, sin ese horrible mono amarillo.

Me senté en una mesa que tenía un cartelito con nuestro y vi pasar a Raul, este me guiñó un ojo. Justo cuando le sonreí y, entró Zulema al comedor, y no entendía nada. Se sentó y como era buffet cada una escogió lo que quiso. Fui a por un café y me senté, pero se me olvidó el azúcar, así que aprovechando que él estaba reponiendo servilletas, me acerqué. -Qué guapa que estás-Le dije mientras colocaba las tazas, miré su boca, y se me cayó una y se rompió. -Vaya, parece que hoy se te cae todo, ¿no?- Me agaché y nuestras caras quedaron a escasos centímetros -Ahh, ¿que no lo soy?- dije susurrando.

Nos quedamos mirándonos unos segundos y recordé la tensión que tuvimos Zulema y yo en la cafetería, y cuando me vio anoche... Entonces decidí ponerla celosa, y me acerqué a él y le dije al oído que está noche le esperaba en mi habitación y que pusiera la escusa de subirme la cena, le di un beso en la mejilla y me fui a mi mesa.

-¿Quién es ese chico?- pregunté sería. La rubia respondió, - Es un camarero que me despertó esta mañana ya que se le había caído el desayuno, ¿por qué?-
La morena me miró fijamente y me dijo, -Es que parece que te quiere follar en cualquier momento y lugar, y tu le andas guiñando el ojo, le susurras al oído, le das besitos y a poco le comes la boca cuando os agachasteis"- Me dijo con cara de pocos amigos.

Me acerqué a Zulema, colocando mi pecho muy cerca del suyo, y la miré con un poco de lascivia  le pregunté, -¿Zulema, estás celosa de Raul? Zulema, abrió los ojos y me dijo que no, que no tenía razones y que llevaba muchos años conmigo como para que ahora empezase a sentir algo por mí.  Le mentí por que no podía aceptar que Macarena me ponía muchísimo.. 

Ni contigo ni sin tiWhere stories live. Discover now