—Pensé que estaba recluida en San Mungo, se supone que no puede salir de ahí —Venus tragó saliva temerosa, se podía decir que tenían una familia un tanto peculiar.

Hera Rosier fue hospitalizada en San Mungo tras la muerte de su marido Evans Rosier durante la Primera Guerra Mágica. Habían sido un par de veces, en las que los hermanos habían podido ir a ver a su madre. Pero esas pocas ocasiones habían demostrado lo fuera de los cabales que se encontraba la mujer.

Nunca intercambiaban muchas palabras, y las pocas que decía solo lograban asustar a los niños. El tío de los chicos, Dionisio Rosier, hermano de Evan, había decidido que tras la última visita donde Hera casi ahoga a Venus, que lo mejor era que los niños no volvieran a visitar a la mujer, o al menos mientras estuvieran bajo su tutela. Una vez que fueran mayores de edad podrían decidir si querían volver a verla.

—Se le veía bien —respondió con duda—. No se parecía en nada a la mujer que vimos hace cinco años.

—¿Crees que este fingiendo?

—Es lo más seguro. Se le veía como ansiosa, ¿sabes? Parecía que fuera a besar el camino por donde pasara el Señor Tenebroso.

—No me sorprende mucho —bufó Venus sentándose en su cama—, está obsesionada con él. ¿Recuerdas la charla que nos dio la primera vez que la visitamos?

—Como para olvidarla. ¿Recuerdas cuando tío Dio nos intentó dar una charla sobre el sexo? —preguntó Venus intentando quitar un poco de tensión que había en el ambiente.

—Ni me lo recuerdes, todavía tengo trauma con esa conversación.

—Fue incomodo, pero no creo que tenga nada de malo hablar sobre sexo —comentó Venus rodando sobre la cama para poder mirar a su hermano.

—Oh no, ni lo pienses, no vamos a hablar sobre eso.

—¿Sobre qué? ¿Sexo? Vamos no es para tanto —Ares se removió incomodo en su lugar—. Espera no me digas que tú nunca...

Venus dejó la frase en el aire al ver como su hermano se sonrojaba a más no poder.

—¡No me lo puedo creer! ¡Eres virgen! —la declaración de su hermana, aunque era totalmente cierta, le hizo sonrojarse aún más.

—Venus, por favor —suplicó avergonzado.

—Ares, el sexo es una cosa completamente natural. No tienes por qué sentirte incómodo al hablar de ese tema, es algo biológico.

—No es muy cómodo escuchar hablar a mi hermana pequeña hablar sobre esos temas, la verdad —aseguró el moreno—. Además, si no lo he hecho con nadie, es porque todavía no he encontrado a esa persona especial. Se supone que la primera vez tendría que ser algo especial, ¿no crees?

—Tonterías Ares. El sexo puede ser algo más que un simple acto de amor —Venus se sentó para quedar más cerca de su hermano—. Puede ser simplemente una forma de diversión.

—¿Diversión? —Venus soltó una sonora carcajada—. Espera, ¿tú ya lo has hecho?

Venus estaba dispuesta a contestar, pero antes de que pudiera hacerlo Ares se levantó de la cama de golpe.

—¿Sabes qué? Prefiero no saberlo, no quiero saber nada que tenga ver con el sexo y mi hermana —Ares comenzó a salir de la habitación.

—Puedes venir a mi cuando quieras, hermanito. Puedo darte todo los consejos que necesites para tu primera vez —la cara de repulsión de Ares hizo soltar otra carcajada a Venus.

Si había una cosa que la chica amase era molestar a su hermano, y Ares acababa de darle mucho material para molestarlo de por vida.

—Perdóname, tengo que ir a mi cuarto a vomitar —dijo Ares haciendo como si fuera a hacerlo en mitad del pasillo. Se paró en seco en el marco de la puerta—. ¿Lo conozco?

—Es de Slytherin, si es lo que te preocupa —dijo Venus rodando por su cama. Quedó mirando al techo como si fuera lo más entretenido del mundo. ¿En qué momento habían olvidado el problema que tenían encima?

—Sabes que eso a mí me da igual —dijo Ares acercándose de nuevo y tumbándose al lado de hermana—, no me importaría si fuera, ya sabes...

Ares no dijo la palabras, pero ambos sabían a lo que se refería. Sangre sucia. El peor insulto con el que te podías referir a un mago. Este lo utilizaban especialmente los magos de sangre pura para referirse a los hijos de muggles y a los mestizos.

—Lo sé, pero de todas formas es sangre pura —comentó Venus encogiéndose de hombros, buscó la mano de Ares y la apretó—. ¿Crees que papá estaría orgulloso?

—Papá habría estado orgulloso de ti, incluso si fueras un Squib, Vee —aseguró Ares.

—No creo que hubiera estado orgulloso al saber que me he acostado con un chico con tan solo 15 años.

—No has hecho nada malo, Vee —dijo Ares con voz suave—. Tú misma lo has dicho es algo natural, no es un pecado querer experimentar. Conocerte a ti misma. Saber que te gusta. Somos adolescentes, nuestro deber es meter la pata y averiguar cómo salir del apuro.

—¿Crees que estaría feliz si le hubiera dicho que no quiero ser mortífaga? —susurro casi con miedo.

—Él no lo hubiera permitido, al igual que el tío Lex hará todo lo posible para que así sea —se giró para quedar de frente a ella, y así juntar sus frentes—. Vamos a salir de esta, no sé cómo, pero no voy a permitir que te pase nada. Cueste lo que cueste.

—Saldremos juntos, cueste lo que cueste.

DEMONS, draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora