One Shot - Noche de Peda (español/spanish)

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'¡Vámonos, vámonos, vámonos!'

Stuart agarró a Paul del brazo y lo jaló fuera del bar, alejándolo de la pobre muchacha semi inconsciente que medio escuchaba su conversación entre tragos.

'¿Eh? ¿Qué pasó?'

'Ya nos vamos, súbete'

Stuart abrió la puerta de su auto y lo encendió inmediatamente. Paul, todavía confundido y mareado, abrió la puerta trasera y se dejó caer en todo el asiento, logrando cerrar de milagro con un pie y una carcajada.

'¡Creo que ya estoy pedooooo!'

Todo daba vueltas, Paul se preguntaba qué tan sobrio estaba el propio Stuart como para manejar.

Por alguna razón en ese momento no se sentía como algo importante. Paul confiaba en Stuart. Le confiaría su vida entera si fuera necesario.

'...¿te digo algo bien irónico?'

'¿Qué?'

'Cuando te conocí, te odiaba'

Y se rió otra vez.

Realmente no era gracioso, pero Paul era el borracho risueño, hasta la luz de los otros autos reflejada en la ventana se le hacía chistosa.

Stuart no dijo nada. Realmente no era novedad para él. Se acordaba muy bien de las palabras hirientes y las quejas constantes de Paul hacia él.

Lo único irónico era cuánto habían cambiado las cosas.

Quién sabe cómo, quién sabe cuándo, Paul empezó a hablarle bien. A ser amable, a ofrecerle ayuda. De repente hasta lo buscaba para juntarse, ellos dos solos.

En ocasiones como esta, hasta iban a tomar juntos. Fue raro en su momento, ciertamente, pero los dos se dieron cuenta de que, aunque no tenían tanto en común, se consideraban el uno al otro buenos amigos.

De repente Stuart se quedaba en casa de Paul y, de todos sus amigos, era el que más le agradaba a su papá. Los padres de Stuart también lo apreciaban a él, como a un cuarto hijo.

A veces hacían senderismo juntos, aunque Stu fuera pésimo en toda actividad física y tuviera que pararse cada cinco minutos.

En esos ratos se contaban sus vidas y hablaban de amigos y amores pasados, historias tristes y felices, ideas buenas y malas, planes muy fantasiosos para hacerse realidad, etcétera.

Eran dos adolescentes, un poco idiotas, un poco amargados, más que nada desesperados por conectar con algo, con alguien.

'Creí que ibas a quitarme a John... Y te odiaba por eso', Paul le siguió a su diatriba.

Stuart únicamente alzó las cejas. No le gustaba hablar de John. A ninguno de los dos, realmente. Sabía que Paul sólo hablaba de él porque ya estaba lo bastante mal como para no acordarse al día siguiente.

'Bueno, eso sí es irónico', admitió, 'Acuérdame para dónde queda tu casa'

Uy, mal signo. Si Stu no se acordaba, Paul menos. Aún así, el muchacho se enderezó en el asiento y asomó por la ventana.

Paul había aprendido a confiar en Stuart con su vida. Aunque estuviera borracho y viendo doble conduciendo su carcacha chocada a las tres de la mañana, Paul confiaba en él.

(Ni siquiera se le había matado la máquina todavía, que ya era más de lo que Paul podría esperar).

'Bueno... Vete derecho'

Stuart obedeció.

'Vuelta a la iz- a la derecha! A la derecha, derecha! Ya te pasaste!'

'Das asco dando instrucciones'

Pointless McSutcliffeWhere stories live. Discover now