Cap.45 "Eso si que no me lo esperaba".

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En la sala estaba Jade mirando televisión sobre el sofá, a su lado, dormían Cato y Noel. Me reí de lo fuerte que roncaban pero ella no les estaba prestando atención. Me dirigí a la cocina donde vi a Nathan cortando una porción de pastel para dársela a su hermanita.

—¿Por qué tardaste tanto? —me preguntó lamiendo el chocolate que había quedado en sus dedos.

—Hubo una pequeña junta de chicas en la puerta del baño. —El frunció el ceño y miró hacia otro lado.

—Espero que eso sea un código o algo asi. —Negué con la cabeza riendome. —Ten, llevale a Jade también. —Thais tomó los platos y se fue a sentar al sofá.

—¿Donde está Bernarda? —pregunté, como si el supiera y no se acabara de despertar.

—No lo sé. —Se encogió de hombros. —Thais dice que salió a comprar algo.

—Psss. —Oí de algún lado, caminé hasta la escalera y vi a mi hermana junto a Tessa llamandome con la mano, indicandome que subiera.

Maldición, acababa de bajar. Mas vale que sea importante.

—¿Que sucede? —pregunté una vez ahí. Ambas tiraron de mis brazos arrastrándome a la habitación de Renata y Jade.

La puerta estaba abierta, seguramente a alguna de las dos pequeñas la había dejado asi cuando se levantó. Asomé un poco mi cabeza y vi a Augusto sentado con la espalda en el respaldar de la cama. Renata dormía en su estomago, como si fuese la almohada mas cómoda del mundo. Ambos completamente dormidos. Sonreí y no pude evitar taparme la boca.

Eran sin duda los mas tiernos.

Después de que todos los chicos despertaran con las cabezas adoloridas por la resaca, estabamos en la cocina tomando café y comiendo pastel como si nuestra vida dependiera de ello. Las chicas que según recordaba, eran compañeras de Irina, se fueron agradeciendo la genial noche de ayer.

Irina nos explicó que Iris era una sorpresa para Renzo, que cuando fueron a buscar el pastel, ella fingió tener que ir a buscar mi ropa a casa para recibir a Iris allí y poder dejar su maleta. Ambos decidieron que tenían mucho que hablar después de tanto tiempo de no verse y se fueron a mi casa cuando fueron las cinco de la tarde.

Mis amigos se sintieron un poco fuera de lugar, excepto Bastian, ya que el ya había venido varias veces, aunque nunca a dormir. Así que también decidieron partir, diciendo que nos veríamos el lunes en la escuela.

Los Clarke y yo decidimos jugar a adivina la película como solíamos hacer todos los martes. Cuando nos dimos cuenta que la noche anterior, no había abierto mis regalos, nos instalamos en la sala conmigo enfrente como si fuese Santa Claus con todos los regalos alrededor.

—A ver... —Tomé uno y leí la etiqueta. —Cato y Noel, disfruta tus dieciocho. —Ambos se rieron como si planearan algo. Era una caja grande pero no pesaba para nada. Rompí el envoltorio y abrí la caja. Mi ceño se frunció, mi boca se abrió y estoy segura que la sangre se instaló en mis mejillas. Tomé una tira y la levanté en alto. —Wow, justo lo que quería —dije sarcástica, observando la tira de preservativos.

—Hace algunas horas hubiesen sido mas útiles —acotó Nathan. Le di una mirada que le indicaba que tenía que callarse pero logró que algunos se rieran.

Corté tres de una tira larga y se los tiré a Noel. El los atrapó en el aire y me miró confundido.

—Para que dejes de robártelos —dije divertida.

Nathan se rio al igual que Cato, quien no me sorprendía que entendiera de que hablábamos, por haber vivido lo mismo. Noel revoleó los ojos y los guardó en su bolsillo.

Controversia (Trilogía completa)Where stories live. Discover now