Capítulo 40

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Las chicas comenzaron presentando a la familia Brackley como una de las más influyentes y ricas del país, describiendo a Cedric Brackley como uno de los empresarios más exitosos de los últimos tiempos y el cabecilla de la empresa Brackley. Prácticamente desarrollaron todo lo que nosotros teníamos en la primera parte de nuestra presentación hablando de Cedric Brackley, Jane, Tara y Jared. Comentaron en lo que trabajaba cada uno y también lo admirados que eran por cientos de personas del país por su éxito y claro, por sus maravillosos hijos.

Todo iba bien hasta el momento que comenzaron a hablar de Jared como si estuviésemos en un canal de farándula en donde destrozaban a quien se pusiera en su camino; con tonos de voces ridículos y dramáticos. Describieron a Jared como un Dios griego, guapo, inteligente y agradable. Mostraron fotografías de él saliendo de la empresa Brackley completamente desprevenido y también en otras salía saludando a la cámara que lo seguía. No hablaron de su pasión por la música, ni tampoco de sus sueños. No, claro que no.

Después de él comenzaron presentando a Emma Anderson como la hija de un empresario súper famoso de la misma calaña que Cedric Brackley —De hecho, eran socios—. Contaron la historia de amor entre Emma y Jared como si se la hubiesen preguntado a uno de los dos porque sabían demasiado acerca de ambos.

Fue ahí cuando comenzó a parecerme un poco sospechoso, así que continué observando con atención.

Y luego de su presentación muy dramática y misteriosa acerca de Jared, su presentación dio un vuelco y en una diapositiva negra apareció la pregunta del millón, según ellas: "¿Quién es la mujer que está rompiendo todo en la vida de los Brackley?" ¿De verdad habían generalizado como si yo hubiese roto toda la familia? Rodé los ojos un poco sacada de quicio y con el estómago revuelto, tanto que sentía ganas de vomitar. Pensé que a la clase le importaría una mierda saber de farándula, pero cuando miré a mi alrededor noté que todos estaban demasiado interesados en el tema. Respiré profundo armándome de valor y cuando pensé que sólo aparecería mi nombre en la pantalla, apareció una foto de mi cara en primera plana ¡DIOS!

Casi sentí que me hundí en mi asiento cuando todas las miradas poco a poco se fijaron en mí, los murmullos se hicieron presentes y hasta el profesor se volteó para saber lo que estaba ocurriendo. Me observó fijamente y luego miró a sus estudiantes con el entrecejo arrugado, suponía que yo me encontraba completamente avergonzada y humillada.

—Por favor pongan atención —zanjó él con voz dura y todos obedecieron pasando de mí.

—Tranquila, Camile —me susurró Samantha y yo sólo asentí al borde de las lágrimas.

Me presentaron como si yo no me encontrase en el salón de clase, mostrando fotografías que salían en mis redes sociales y dando mi nombre y apellido como si les valiera un maldito peso. No detallaron cómo nos habíamos conocido Jared y yo porque eso sólo lo sabíamos los dos, sólo comenzaron desde la parte en donde comencé a trabajar en la empresa Brackley, ya que era la novia de uno de los hijos de "Gareth Philips" otro socio de Cedric. Dijeron que había llegado a Londres junto a mi novio Stefan Philips y que lo había dejado "sin ninguna culpa" por lanzarme a los brazos de Jared Brackley.

Estaba odiando cómo se estaban refiriendo a mi persona, pues me estaban haciendo ver como si yo le hubiese movido el trasero a Jared para que se fijara en mí. Averiguaron de mi familia, de la ciudad de donde venía y también mi clase social, claramente para compararla con la de Emma Anderson.

Lo que más me dejó congelada fue que mostraron fotografías mías y de Jared en el parque, en una de las tantas cafeterías, a mí vestida con mi uniforme del trabajo y, por si fuera poco, también dieron el nombre de donde trabajaba. Me mostraron saliendo de la empresa junto a Jared. Me mostraron subiéndome a la camioneta de Jared y también, sin poder creerlo, fotografiaron a Jared entrando en mi edificio. Quería largarme a llorar ahí mismo, pero me mantuve fuerte, no podía perder la compostura, debía ser una profesional.

El destino que no soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora