Desastre antes del almuerzo

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La ceremonia de inicio, vaya tradición más aburrida, Estefanía estaba al borde de morir por el aburrimiento, sin saber que hacer llamó a su amiga.
—Hey... Ames –le dijo susurrando.
—¿Qué pasa, Es?
—Estoy aburrida y aparte siento que algo podría pasar... –continuó con esa conversación en voz baja, para luego voltear a ver las mochilas y sus cosas esparcidas en el suelo–.
—Pues nosotras no tenemos la culpa de la mala organización escolar –le dijo sin mucho interés.
—Pero Ames... ¿no te da vergüenza andar cargando esto durante esta ceremonia?, al parecer todos ya dejaron sus cosas en su salón respectivo, somos las únicas con un pilar de libros debajo nuestra –mencionó nerviosa la de cabello naranja.
—Nah... somos especiales, relájate; además, tenemos de pretexto de que somos nuevas –Es asintió en señal de acuerdo.

Y ahí culminó la pequeña conversación de las chicas, para su buena suerte la ceremonia solo duró dos horas (SOLAMENTE dos horas eh, no mucho).
Amelia salió cargando sus cosas con facilidad, por otro lado Es las cargaba sin dificultad pero no podía evitar sentir miradas de las personas, esto la hizo ponerse nerviosa y buscar algún maestro (esta vez uno real) que les indicara a donde ir.
Estuvieron caminando durante diez minutos aproximadamente, mientras más avanzaban más parecía que nunca iban a ver algún maestro, enserio, ¿qué clase de escuela no tiene a sus maestros más atentos el primer día?, de pronto, una chica más alta se acercó, traía un bastón algo extraño de madera, su cabello estaba agarrado en una trenza por la parte de atrás y tenía una...¿mancha? En el lado izquierdo de su rostro.
—Buenos días a ambas, mi nombre es Hanna, Hanna Waldwell, bienvenidas; ¿Necesitan algún tipo de orientación? se les ve algo perdidas –dijo con una pequeña sonrisa.
—Estefanía asintió con algo de vergüenza y Amy se dispuso a hablar–. La verdad es que si, desde que llegamos hemos intentado encontrar nuestro salón para poner nuestras cosas, que por cierto, no son nada livianas ya que son demasiadas, ¿¡Que clase de escuela pide 100 lápices?!.
En fin, no solo es solo eso, no vemos ningún maestro al rededor, ni tampoco conocemos a nadie; además de que la... gente de por aquí solo sabe hacernos caras como si fuéramos algún tipo de alien. Así que si, si necesitamos orientación.
¡Oh! Por cierto, que tonta, casi lo olvido, mi nombre es Amelia, Amelia Doragon –terminó la chica de cabello rojizo con una sonrisa que pasaba de amable, cuando en realidad era una irónica.
—Ames... relájate, ha de haber algún tipo de explicación... –trató de razonar la chica de ojos verdes.
—Lo siento mucho –interrumpió la conversación de las dos chicas nuevas–. Como ya dije soy Hanna Waldwell, estoy a cargo de esta clase de eventos y de la orientación de los alumnos, algo así como la presidenta del consejo estudiantil –dijo apenada.
—Ajá, ¿y me dices esto por qué...? –cuestionaba Amy aun algo molesta.
—Amelia, tranquilízate, la chica está tratando de explicarnos, hay que tratar de ser más comprensivas –regañó Es a su amiga.
—Ames resopló molesta–. Continúa –dijo sin interés.
—Como decía... siento mucho este inconveniente, estaba ocupada con la organización de la ceremonia de apertura que olvidé encargarme de la orientación de los nuevos alumnos, yo misma me encargaré de darles un recorrido y de indicarles su salón –mencionó apenada.
—Está bien, no te preocupes, disculpa a mi amiga de aquí, por ahora estoy un poco cansada de estar cargando estos libros, ¿podrías decirnos donde es nuestro salón? –dijo Estefanía con una pequeña sonrisa–
—Claro, síganme –dijo Hanna haciendo una señal con su mano.

Caminaron hacia su salón, siendo guiadas por Hanna, y cuando llegaron pudieron sentir como sus brazos por fin tenían un descanso, suspiraron de alivio y se miraron, para después reírse la una de la otra.
Sonó la campana del receso, ambas chicas salieron ansiosas después del día que habían tenido, caminaban tranquilamente mientras charlaban de aquella experiencia de su primer día, cuando repentinamente sintieron un peso al rededor de sus hombros, voltearon a verse; pero en el medio de ellas estaba el torso de un chico de cabello largo, mientras alzaron su cabeza (debido a que el era bastante alto) y visualizaron el rostro de un chico, con ojos azules y cabello negro, que estaba atada en una coleta y tenía un degrado de color magenta en sus puntas.

Ahora solo quedaba descubrir, ¿Quién era aquel chico, y que hacía entre esas dos chicas?


Mythical MultiverseWhere stories live. Discover now