Niego con la cabeza, respondiendo la anterior interrogante de Sigrid.

—Estaré en la biblioteca central hasta el mediodía. —Le doy un bocado a mi sándwich de jamón y queso. 

En menos de cinco minutos estoy terminando de comer todo y antes de salir de la cocina, le agradezco. Aunque no quiera y sienta un poco de pereza, tengo que volver a mi habitación a cepillarme los dientes para no ir a la biblioteca con el aliento a jamón y queso. Finalmente, logro salir de casa en menos de lo que tardaría habitualmente. Le digo a Peter, el chofer de la mansión, que no se preocupe por mí, esta vez he decidido que tomaré el autobús.

Él en un principio se niega a que yo vaya en el transporte público y me recalca como tres veces que papá le paga para llevarme en la camioneta a donde yo quiera. No obstante, le prometo que tendré cuidado y que no habrá problema con mi padre si tomo el autobús.

No sé si es muy sobreprotector de parte de ellos el no dejarme tomar un bus, pero hay veces en las que necesito tener un poco de autonomía y escapar de la vida de chico millonario. Pues, quiero parecer normal, eso es todo. Tampoco quiero que me vean llegar en un vehículo lujoso y personal. 

La mayoría de nerds que van a la biblioteca, lo hacen usando el autobús, caminando o en bicicleta. Así que yo también lo haré. No quiero decir que soy nerd, solo que... quiero tomar un descanso de todos los lujos que tengo en esta casa.

Inicio el trayecto hasta la parada del autobús y espero a que llegue el próximo. Aproximadamente dos minutos después, se estaciona al lado de la vereda y hago la fila para subir. Tomo asiento junto a otro chico de mi edad que usa unas gafas enormes de nerd, el cual me da un breve vistazo y enseguida regresa la mirada a su libro.

Luego de tres paradas, el autobús me deja casi en la esquina de la biblioteca y bajo junto con el chico de al lado. Camino hacia la puerta principal donde paso por una máquina detectora de armas para poder entrar al pasillo principal. Una vez dentro, me piden identificarme y la recepcionista me registra en la computadora. Cuando logro pasar al salón principal, me siento en una de las mesas que está vacía y saco de mi mochila el libro que he empezado a leer hace unas semanas. Lo abro donde está el separador y en silencio inicio mi lectura.

En pocos minutos el libro ya me atrapó y mantengo mi ritmo de lectura, avanzando muchas páginas en poco tiempo. Estoy tan concentrado en el mundo de Ignacio Rodríguez, quien descubre junto a su maestro de meditación el secreto de las siete semillas y sin darme cuenta, pierdo la noción del tiempo. 

Miro la hora en mi móvil, ya han pasado dos horas desde que llegué y ya casi estoy por terminar el libro. Solo me quedan dos capítulos. No obstante, me es imposible seguir leyendo porque me percato de que mi móvil tiene la notificación de un nuevo mensaje de Christhoper.


Christhoperwood: ¿Cómo estás? ¿Ya te recuperaste del susto de tu billetera?


Miro la hora del mensaje y ya lleva como más de una hora de recibido.


Nicolasarnez: Bien, ¿y tú? Y sí, ya lo he superado.


Noto en la parte inferior de su nombre que está «en línea» y sin esperar más, su «visto» y «escribiendo» se hacen presentes en la pantalla. Como alma que lleva al diablo salgo lo más rápido posible del chat. Mi móvil vibra al instante. Decido observar el mensaje desde la barra de notificaciones para no marcar el «visto».

Solo de los dos, Christhoper © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora