Cap.38 "¿Tu quieres que yo la asesine?".

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Esa opción ya la había pensado y mucho, por el momento, era la opción que más pensaba tomar.

—Lo sé —les hice saber.

—Creo que primero deberías pensar en tu relación con Nathan. Sería... un tanto inútil que pensaras a donde vas a ir, si no sabes con quien quieres estar. —Vi como Renzo movió la cabeza, estando de acuerdo con ella.

—Si, también se eso. Aún tengo mucho que procesar pero, lo estoy haciendo de a poco —admití ante ellos, con quienes no me daba vergüenza para nada.

—Está muy bien. Solo no tomes la decisión correcta, toma la que tú quieras tomar. Al fin de cuentas, tu serás quien viva con esa decisión. —Parpadeé unos segundos, entendiendo sus palabras y le sonreí.

—Gracias hermana. —Renzo tomó mi mano y luego la de ella, quedando los tres tomados de las manos sobre la mesa.

—Estamos aquí para ti para lo que necesites, cuando lo necesites. —Me dio esa mirada dulce que solía darme cuando me transmitía su apoyo.

—Lo sé. Soy muy afortunada de tenerlos. —Les sonreí.

Tenía mucho que pensar sobre mi futuro. Había enviado algunas cartas a algunas universidades, pero como no tenía ninguna de preferencia, aceptaría la que me diese una beca.

Pero más importante, debía pensar que hacer con Nathan. Yo sabía sin dudas que quería estar con él, pero esto de separarnos no era nada fácil para mi y me ponía muy nerviosa saber que estaríamos tan lejos uno del otro.

Esta no iba a ser una decisión fácil.

**

Las lágrimas caían de mi rostro sin que pudiera evitarlo. No quería separarme de ellos, no podía ni pensarlo. Había pasado mucho tiempo desde que los Clarke eran parte de mi vida y no quería renunciar a ellos.

—Ven aquí. —Ulises me fundió en un abrazo cálido y lloré allí.

También oí los sollozos de mi hermana y de Bernarda en algún lado.

Todos estábamos muy conmocionados por la partida de Augusto, Ulises y Cato. Ellos no tenían que terminar ninguna escuela para tomar la decisión de irse. Lejos de eso, Cato comenzaría la universidad en Florida y los chicos terminarían el bachillerato en sus ciudades.

—No puedo imaginármelos a ustedes dos separados. —Bernarda dijo mirando a los dos chicos mientras se limpiaba unas cuantas lágrimas.

—¿Cuál separados? Estamos a menos de una hora de distancia. —Augusto se separó de Renata y abrazó a la mujer, otra vez, intentando calmarla.

Era la segunda vez que veia a Augusto y Renata como algo mas y me pregunté si alguien más se había dado cuenta.

Sabía que lo que yo sentía al separanos, para ellos era el doble de trágico. Ellos llevaban años compartiendo esta casa y su compañía. Iba a ser muy extraño no tenerse aquí, no verse todos los días, pelear por el baño o el último pastelillo en la nevera.

—¡Ya deja de llorar! —Cato zamarreo a Irina de atrás a adelante y le dio un fuerte abrazo riéndose.

—¡Que no puedo, imbecil! —Su voz sonó tapada por el pecho de Cato en su rostro.

—Voy a dejarte mi auto, solo si prometes cuidarlo. —Ella se separó rápidamente.

—¿Que cosa? —preguntó exaltada.

Controversia (Trilogía completa)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt