DIECINUEVE

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MIL GRACIAS POR LEERME Y APOYARME!!

CUATRO CAPÍTULOS PARA TERMINAR...

¿Creen que habrá segunda parte?

Sigo conduciendo. No llevo ni doscientos kilómetros y estoy super cansada. Debería parar. Estoy poniendo en riesgo mi vida y el del resto de las personas y animales. Entre las señales veo una desviación hacia la gasolinera. Ahí podré dormir un poco. Cojo la desviación con cuidado y veo la gasolinera con una pequeña luz dentro del local. Estaciono el coche en una esquina de la gasolinera para no estorbar a los que quieran repostar y voy hacia la pequeña tienda.

Al entrar suena un pitido, avisando de mi llegada. Me acerco a las neveras y cojo una botella de agua. Me paseo por los pasillos y cojo algo de chocolate, croissants y latas de atún.

Me acerco al mostrador y le dejo las cosas. Las cobra rápidamente.

—Cóbrame tambien sesenta dolares en gasolina —asiente y teclea algo en el ordenador.

—setenta y cinco dolares, señorita —paso la tarjeta de crédito por la maquinita y cuando escucho el pitido pongo el número secreto y la vuelvo a guardar —¿se encuentra usted bien?

—Si. Es que llevo toda la noche en la carretera. ¿Le importa si me quedo descansando dos horas? Luego pondré gasolina y me iré. Es que no quiero ocasionar accidentes.

—Quédese hasta el amanecer. No es bueno que salga de noche —asiento y con las cosas en la mano le agradezco y salgo de allí, entrando de nuevo a mi coche.

—He traído comida Luke —le abro dos latas de atún y se la pongo encima de un papel de periódico para que no se manche el sillón.

Me como un croissant. Que bueno está. Tenía mucha hambre. Llevaba sin comer desde el almediodia. Si no comía algo me iba a desmayar.

Veo como mi pequeño gatito se ha comido ya una lata, dejándola limpia. La cojo, y abriendo la botella grande de agua lleno la lata para que beba algo. Me da un maullido, agradeciéndome mis servicios. Le doy una pequeña sonrisa. Ay lukeCuanto desearía que pudieras hablar y me dieras tu opinión respecto a esto. Sé que he sido una mala dueña esta última semana, pero te aseguro que ha sido Andrew. Es el culpable de todo.

Subo la ventanilla del todo, excepto una pequeña rendija y me acomodo sobre el asiento. Intento no caer en un sueño profundo, pero los parpados me pesan, el rostro y los hombros se me relajan totalmente, y cuando menos me lo espero estoy roncando suavemente.

Toc. Toc. Toc.

Abro los ojos, intentando acostumbrarme a los primeros rayos de sol de la mañana.

¿Dónde estoy?

Ah si. En el coche. Vuelven a tocar el cristal y miro al chico de la gasolinera con una sonrisa de oreja a oreja. Me duele el cuello de dormir en el asiento.

Bajo el cristal para poder hablar con él.

—Buenos días. Ya mi turno ha terminado y le he puesto la gasolina a tu coche. Lo digo para que el siguiente que venga no te diga nada.

—Está bien. Muchas gracias.

Me restriego los ojos y abro mi ventana y la del copiloto para ventilar. Saco las hojas de periódicos sucias de las necesidades de Luke y los plásticos y cartones de la comida. Lo tiro todo a la basura y vuelvo a mi camino.

Ya solo quedan trece horas de viaje, y aunque me cueste no pienso parar. Quiero llegar ya y acostarme a dormir en una cama de verdad y olvidarme del coche y de todo esto.

Pasión Prohibida © (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora