NUEVE

1.1K 73 3
                                    

Lluvia. Una tormenta cae sobre el techo de nuestra casa. Los rayos, el frío, el agua

Estoy debajo de un toldo. Papá me ha echado de casa, mamá no hizo nada para arreglarlo y mi hermano, menos, al revés, estuvo de acuerdo con mi padre. ¿Por qué me odian? Soy una chica de quince años que quiere el apoyo y el amor de su familia. ¿Tan difícil es aceptar quien soy? No soy el chico que criaron. Soy Grace. Grace Johnson. Dejé de ser esa persona hace cuatro años. Ya no más.

Suena un trueno. Grito y me encojo en mi sitio. Empiezo a llorar, desconsolada. ¡Quiero estar en casa!¡Quiero estar en casa!

Me arropo con la única prenda que llegué a coger. Mi abrigo, calentito. Mi abrigo

Unos pasos se acercan de poco a poco. Me encojo del miedo. Es de noche. Estoy indefensa, sola y vulnerable. Tiemblo de terror en cuanto una sombra se posiciona junto a mí. ¡No!¡No!¡No!

Siento sobre mi cuerpo algo mucho más calentito. Abro los ojos. Es una manta. Miro a la persona que me la ha dado. Es un hombre. No logro verle la cara, está muy oscuro. Intento enforcar la imagen, pero nada. Me arropo a mi misma. Deja una bolsa a mi lado. Me acaricia el pelo. Sus dedos rascan mi cuero cabelludo, dejándome medio adormilada.

Se reincorpora y sigue su marcha. ¿Quién es?

NoVuelve.

—VuelveVuelvePor favor, no te vayas

Me zarandean.

Despierto desorientada. Otra vez ese sueño

—Tenías una pesadilla —me dice Andrew.

Está de rodillas en el suelo, una de sus manos en mi muslo y la otra en mi hombro.

—SíPero no te preocupes. Estoy bien —le aseguro falsamente.

No quiero contarle mi sueño. No quiero que sepa la mierda de pasado que tuve.

Me ofrece una cálida sonrisa. Sus manos se mueven hasta llegar a mi cintura. Sin esfuerzo me coge en brazos y se sienta en el suelo, con la espalda apoyada en la silla de enfrente. Me acomoda encima suya y empieza a acariciar mi pelo. Rasca mi cuero cabelludo y acaricia.

Cierro los ojos, tranquilizándome. Me recuerda mucho al toque de ese hombre, pero es imposible. Dejo que lo haga durante unos minutos, gozando de la tranquilidad que esto da.

Me gusta que me toquen el pelo, siempre me ha gustado. Me hace sentir querida y reconfortada.

—Esto me recuerda mucho al pasado —digo en voz baja —me trae un único recuerdo bueno entre todos los malos.

—¿Quieres contarme que has soñado? —niego ante su pregunta. Me entierro aun más en su pecho, aspirando su olor fresco y mentolado —contarlo te ayudaría a dejarlo atrás.

—Alguien del pasado me ayudó, y fueron esas caricias las que me reconfortaron.

No dice nada más. Suspiro y me separo poco a poco. Le miro a los ojos y le sonrío, de forma agradecida. Cuando se porta así conmigo me parece una excelentísima persona, pero luego me trata como una basura y se me cae el alma al suelo. Todas mis ilusiones de que cambie se evaporan en cuestión de segundos.

Me intento levantar de su regazo, pero vuelve a dejarme pegada a él.

—¿Esta va a ser mi vida de ahora en adelante? —mi pregunta sale con una voz ahogada.

Me duele en el alma pensar que esta será mi vida de hoy en adelante. Una vida insulsa donde voy de la cama a su regazo. Su mirada me aclara que sí, que esta será mi vida y que no puedo hacer nada para arreglarlo. Mis ojos empiezan a soltar lágrimas sin parar.

Pasión Prohibida © (COMPLETA)Where stories live. Discover now