Esposo mío, eres tan hermoso

11.7K 1.8K 226
                                    

A pesar de que Zhiyin creía en su mente que estaba engañando a todos con una total sonrisa falsa en su rostro, todos sabían que algo no estaba nada bien con él, hasta los discípulos y los sirvientes comentaban que no habían tenido ninguna información de actividad subida de nivel en entre ellos. Al primer día muchos llegaron a la conclusión de que su depresión se debía al embarazo y a una rabieta por cualquier cosa o simplemente llamar la atención, pero para el segundo día, ya las cosas no se miraban desde la misma perspectiva.

La persona más preocupada era Fengxiao. Se había despertado varias veces en la noche para comprobar el estado de su esposo notando que el menor no estaba dormido no importara la hora que fuera. Su rostro surcado por una expresión indescriptible entre dolor, angustia, culpa y lo peor es que no sabía la razón por mucho que le preguntara. Lo otro era que apenas estaba comiendo.

Normalmente Zhiyin solía devorar la mesa entera y últimamente ni llegaba a la mitad de su tazón de arroz diciendo que su renacuajo lo mantenía lleno. Yanfeng le había dado las quejas de que lo había escuchado vomitar a escondidas. El líder ya no sabía qué hacer. Había recurrido al doctor y este le había recetado una fuerte medicina para que al menos durmiera algo.

No había sido muy efectiva y para el mediodía del tercer día Zhiyin tenía marcas negras debajo de sus ojos y se notaba agotado a no poder más. Incluso Suji había suspendido sus clases hasta que se recuperara. Fengxiao solía ir a su lado en cuanto tenía tiempo y aunque lo abrazaba e intentaba conversar con él eso solo parecía que su esposo empeorara.

Yanhuan le había comentado a su señor sobre la visita de aquel chico y que había sido el debutante de todo el malestar de Zhiyin pero cuando lo mandó a buscar era como si se hubiera esfumado de la faz de la tierra.

Zhiyin por su parte había notado que todos últimamente lo miraban preocupados y él no podía hacer nada para evitarlo. Tantas cosas en su cabeza lo estaban agobiando al punto de ser desesperante. Había repasado miles de escenarios en los que le decía la verdad a su esposo y ninguno había sido satisfactorio. Claro que no serían así, le había mentido a Fengxiao en su propio beneficio ocupando el lugar del que había sido su esposo. Una noticia como que la verdadera persona con la que se había casado estaba muerta nunca se toma de buena manera. Solo de pensar en eso lo ponía peor.

Y en nada había ayudado que hubiera dado una última clase de cómo era que se castigaban a las personas por las leyes de la secta. No le importaba lo que le hicieran a él. Eso era irrelevante, pero no permitiría que dañaran a su hijo, él no tenía la culpa de los errores tanto de su padre, como de él.

Zhiyin caminó hacia el estudio de su esposo. Lo había dejado descasando en su habitación después de almuerzo pero tenía asuntos que tratar por lo que había tendido que volver a sus labores a pesar de no querer. El menor apretó la bolsa escondida dentro de su túnica. Contenía los regalos que los líderes de secta le habían regalado, era lo único que tal vez tuviera el derecho de llevar consigo. Entró en el estudio encontrando a su esposo leyendo un manuscrito que lo cerró en cuanto percibió su presencia.

-Zhiyin- se levantó y se acercó a él abrazándolo y sobando su espalda.

El joven se dejó mimar un poco enterrando su rostro en su cuello y aspirando con fuerza el olor de aquel hombro. Alzó sus brazos y los envolvió sobre sus hombros apretándolo con más fuerza.

-Esposo mío, sabes que te quiero-

-Hmm- otra vez volvía con aquello, el pecho de Fengxiao se apretaba cada vez que lo oía, era como si quisiera decir algo más- Zhiyin sabes que puedes decirme cualquier cosa- dejó un beso debajo de su oreja.

El menor no respondió, solo lo abrazó aún más fuerte. No era un asunto tan fácil de decir. Zhiyin desenroscó los brazos y tomó las mejillas de su esposo entre sus palmas mirándolo con una sonrisa triste.

-Esposo mío, eres tan hermoso- acarició la piel con sus pulgares- Tan bueno, mereces mucho más-

Fengxiao agarró una de sus palmas y la besó.

-Ya tengo todo lo que necesito a mi lado, por qué querría más-

Zhiyin tragó el nudo en su garganta y buscó los labios de Fengxiao con ansias besándolo con fuerza. Decía que tenía todo a su lado, pero eso todo era una falsa, no era lo que él se imaginaba.

Besó con ansias a su esposo, casi con desespero apretando los ojos evitando que las lágrimas se derramaran de ellos. No quería llorar, no ahora. Quería que al menos su último beso fuera especial. Los brazos del mayor se enroscaron en su cintura y le respondió invadiendo su boca con su lengua y enredándola en la suya. Zhiyin dejó que su esposo lo tocara, lo devorara tanto como quisiera. Los dos lo necesitaban.

Él había tenido tres muy largos días para pensar. Definitivamente, ni en su vida pasada ni en esta tenía suerte para el amor. En la anterior siempre se vio reprimido y en esta no le era permitido. Al menos le hubiera gustado conectarse tanto en cuerpo y alma con esta persona. Se había enamorado lo suficiente como para permitir que hiciera de su cuerpo lo que quisiera. Lástima que no iba a ser posible.

Esa tarde iría a ver a Suchao e intentaría sacarle toda la información posible y sabiendo que esta de seguro giraba en torno a él solo había una forma que sus planes no fueran efectivos y esa era desaparecer completamente. No era tan imbécil para que lo manipularan de aquella forma, al menos tenía respeto propio.

¿Ser un héroe por sacrificarse por la seguridad de la secta y de su familia?

Nada más lejos de la realidad. Él no buscaba eso. Solo no quería ser otra vez un estorbo y quería que su hijo al menos creciera en un entorno tranquilo. Las piezas que llevaba consigo las vendería y con ese dinero sobreviviría el resto de su vida. Si su renacuajo le preguntaba quién era el padre, él le respondería que alguien especial que ya se fue. Quizás huir no era la mejor estrategia, pero no era tan valiente como muchos creían.

Amar te hace fuerte, pero también débil.

Dejó los brazos de Fengxiao poco después respirando con dificultad y acarició su cabello llevándose una última imagen de él. Siempre tan perfecto.

-Esposo mío, voy a volver, te dejo para que termines de trabajar- se dio media vuelta pero el líder le agarró su brazo, sus dedos se apretaron como un grillete.

-¿Zhiyin? ¿A dónde vas?- algo tenía inquieto a Fengxiao y esa sensación ponía en alerta todas sus alarmas.

Este desenroscó cada uno de los dedos con una sonrisa nerviosa.

-¿A dónde iría esposo mío? Solo voy a volver a la habitación, estoy cansado y quiero dormir un poco-

Fengxiao entrecerró los ojos pero al final asintió renuente con la cabeza.

-Terminaré esto rápido y me reúno contigo- su voz era seria.

Zhiyin le sonrió y se volvió para salir. Afuera Yanfeng lo esperaba.

Puedes irme a buscar algo de comida, tengo hambre- le pidió y el gemelo respiró aliviado al oír que su señor quería comer, solo habían sido tres días pero había perdido peso. Zhiyin vio cómo se alejaba y caminó en la otra dirección hacia aquella zona de la secta que era poco usada y activó la manilla.

Fengxin pronto estuvo delante de él y acarició su muslo con el morro reconformando a su dueño.

-Fengxin, yo...necesito irme de aquí sin que nadie lo sepa- se arrodilló como puso y acarició la cabeza del perro- ¿Puedes sacarme?-

El familiar lamió su mejilla y su cuerpo tomó un tamaño más grande indicándole con la cabeza que se montara en su lomo. Zhiyin palpó la zona y pasó una pierna sentándose y agarrando el pelo del cuello. El perro cerró los ojos y diversas marcas se dibujaron sobre el pelo negro y Zhiyin pudo ver como ver como el cuerpo era envuelto en una densa bruma negra, había usado un hechizo de camuflaje, eso demostraba lo fuerte que era su perro. Era un hechizo de alto grado que no dejaba que nadie percibiera su presencia incluso estando a su lado.

Zhiyin sonrió. En ese momento pensaba en el buen regalo que le había hecho su esposo y su pecho dolió pero apartó esos sentimientos. Debía fortalecerse. Dándole unos golpecitos en el cuello al animal le indicó que ya podían irse y con un solo salto, Fengxin llevó a su dueño a la salida de la secta Tongli.

Enamorado de un idiota (Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora