Capitulo 5: ¡Mi querida amiga inocencia se esta muriendo!

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—Si así sales de mi vida, está bien, pero no lograrás nada que conste.

—Tú sólo dame la oportunidad.

— ¡Es que eres imbécil! ¡No quiero nada que ver contigo!

Cuelgo el móvil. «Esto no me está pasando. ¡¿Cómo quitármelo de encima?!».

Salgo del baño, vuelvo a mi puesto de trabajo, América me busca en el mostrador y me dice:

—Tienes trabajo...

—Si Sí, lo sé.

—No, no me estas entendiendo. Tienes que quedarte unas horas adicionales de las que te corresponden para ayudar al señor con unos estados para unos inversionistas.

Trago saliva.

—No, no puedo.

—Megan, se te pagarán como si fuera un día más de trabajo.

Pongo cara de nerviosismo.

—¿Es muy necesario? Es que tengo otros compromisos.

América me da los estados y resopla cansada.

—Si no lo fuera, créeme que no te lo estuviera pidiendo.

Trago saliva y asiento con la cabeza.

—Qué remedio.

Miro el reloj, «dios, cada minuto que pasa me crea más y más tensión».

Emma se va, América y las demás empleadas también. Bien, es hora de morderme la lengua, poner mi mejor cara e ir al despacho del ruso. Entro al despacho y el silencio reina en el lugar.

Lo miro y no dejo de pensar en ese sueño digamos extraño. Siento que algo en mí se siente atraída por el ruso, su actitud fría y cortante y, otra que lo rechaza y odia con todas mis fuerzas. Me intriga, me reta.

Me acerco al escritorio. Me siento frente a él y me dice gélido:

—Páseme los estados financieros de Edmond Stuart.

—¿Año?

—Dos mil diez.

Lo busco entre los papeles y temblorosa se lo entrego.

—Aquí está.

Se queda en silencio.

—Estudias farmacia.

Levanto la mirada atónita, « ¿Cómo coño se ha enterado?».

— ¿Cómo sabe eso?

—A veces me pregunto si usted tiene algún tipo de retraso mental. Megan, en tu curriculum están tus estudios.

«Más idiota no puedes ser, Megan McMillan, ¡cabeza hueca!».

—Se me había olvidado, pensé que me espiaba.

—No perdería mi tiempo espiándola a usted. Mejores cosas tengo por hacer.

Me levanto de la silla y chulesca le respondo:

—En cambio yo tengo que perder mi tiempo escuchando a un gilipollas como usted, que tiene una cara tan plástica e inexpresiva que es hasta estúpida, solo porque es mi jefe.

Se levanta de su silla y camina hacia mí mosqueado. Doy un paso hacia atrás y él da uno hacia el frente.

—No comprendo cómo puede haber tanta actitud ordinaria en una sola persona y menos en una mujer. ¿No le da vergüenza? No sabe lo que está haciendo, yo que usted me quedaba callada porque puede meterse en problemas.

Tuya Por Una Noche© Nuevamente en wattpad!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora