Capítulo 6

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Un mes después.

Melinoe cada noche sentía que era observada, escuchaba respiraciones cerca de su cuello cada que cerraba los ojos, sentía una mirada lujuriosa a cada instante, se sentía paranoica y todos comenzaban a notarlo.

—Noe, ¿No sabes nada de el príncipe Eduardo?—la menor negó— que raro.

—¿Por que raro?

—El rey ha mandado a organizar un banquete, el encargado de entregar tu dote estará, se dice que darán un gran anuncio—la rubia la miro confundida.

—El príncipe no vendrá aún, el rey se ha encargada de dejarlo muy claro—la menor Cerro su libro, Alexa se acercó  y acaricio su cabello.

—Seguro ha adelantado su viaje, por eso la cena.

—¿Será?—se giro entusiasmada —¿al fin conoceré al príncipe?

—Eso espero—la mayor comenzó a trenzar su cabello y luego se dirigió a buscar un vestido para la ocasión.



Al llegar al salón un sin fin de nobles esperaba atentos a la princesa, las mujeres dieron exclamaciones de envidia al ver lo hermosa que era la pequeña Princesa, los hombres suspiraron al ver lo hermosa que era y algunos cuchichearon.

El rey alzó su mano para que ella se acercará a su lado, el mayor beso su mano y se fijó con descaro en el pequeño escote que llevaba la menor, los presentes comenzaron a comer en completo silencio hasta que el rey alzó una mano y los comensales dejaron de lado sus cubiertos.

—Se que esperaban otro anunció,  pero ella y yo estamos felices de anunciarles esto, con el permiso del enviado Francia—se puso de pié y alzó su Copa, Melinoe no entendió cuando este le dio su mano libre y con nerviosismo la tomó—la princesa Melinoe y yo nos casaremos en cuatro semanas.

Absoluto silencio se vivió en aquellos minutos, Melinoe palidecio al escuchar lo que el rey había dicho. Ese no era el trato.

Ella no podía casarse con un anciano.

Firmaron papeles, eso era traición.

Ella no quería vivir atada a un anciano.

Sus ojos recorrieron todo el lugar  hasta que dieron con los ojos preocupados de su madre, el rey choco su Copa con la suya y luego la beso sin preguntarle, los comensales comenzaron a aplaudir.

—Pronto tu gobernaras todo cariño- susurró en su oído y ella quiso vomitar.

Al finalizar la cena, Melinoe corrió a sus aposentos y se encerró junto a su madre, corrió hacia los baños y comenzó a depositar lo comido en ese día.

—¡¿Cómo es posible?! ¿cómo permitieron eso?—gritó.

—No lo se, había un trato—susurró Alexa—lo mejor será que descanses en lo que yo voy a buscar información.

—Ve, yo me cambiaré sola—susurró enjuagando su boca.

Escucho la puerta cerrarse y con la vista nublada comenzó a quitar el nudo de su vestido, unas manos quitaron las suyas del nudo y asustada se giró a ver.

—Mi pequeña Melinoe— era el rey ante ella, su mirada le provocó escalofríos e intento retroceder pero el fue más rápido y la atrapó entre sus brazos —hoy serás mía —susurró besando su cuello, Melinoe trato de gritar pero el tapó su boca — si gritas, si pataleas o me golpeas tu madre morirá, ¿comprendes?—ella asintió con temor y dejó que el mayor se hiciera con ella.

Quitó su vestido con brusquedad y busco sus  pechos con rapidez, mordió sus pezones con ferocidad y la penetro con rapidez causando un gritó ahogado en la menor.

Melinoe sintió asco, se sintió sucia y quiso morir al ver al hombre entrar en ella, su cama fue testigo del momento deshonroso, las paredes acayaron sus súplicas y el techo se tragó sus lágrimas

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Melinoe sintió asco, se sintió sucia y quiso morir al ver al hombre entrar en ella, su cama fue testigo del momento deshonroso, las paredes acayaron sus súplicas y el techo se tragó sus lágrimas.

Melinoe quiso gritar al sentir algo escurrir entre su intimidad y sus piernas, su corazón lloro junto a ella al ver al mayor sonreír satisfecho.

—Bien hecho pequeña— ella apartó el rostro pero el lo sostuvo entre sus manos con furia — que te quede claro, de ahora en adelante eres mía, serás mi esposa pronto y tendrás que hacer lo que yo digo, si no, tu madre sufrirá las consecuencias.

Al finalizar la beso y se alejo a paso rápido de el lugar, Melinoe se arrastro  hasta la esquina de la habitación y se encogió con miedo, sus sollozos fueron silenciosos, pero gritaban en su interior.

Alguien cruel le había arrebatado su inocencia.

























Alguien cruel le había arrebatado su inocencia

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El Secreto De La Reina©Where stories live. Discover now