capitulo 10

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"Tengo miedo", Pablo Neruda

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.
Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)
Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!
Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.
Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.


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El pequeño cuerpo de Melinoe apenas y podía mantenerse solo, su embarazo se torno serio en los últimos meses, sus pies le dolían y a penas y podía estar de pie. Aquello era como una maldición, era infeliz, era violentada por alguien que podía ser su abuelo.

Su madre fue echada sin avisarle y las damas que ella creía eran leales le traicionaban cada que podía, Lauren estaba a su lado pero debían fingir que no eran cercanas para que ella no quedara sola.

Su vida era un infierno.

prefería morir.

—Ojala muera en el parto- pensó y continuo viendo las flores desde su ventana.

Misteriosamente, flores empezaron a aparecer en su ventana, todo tipo y ellas la hacían feliz por breves momentos.

—¿En que piensas tanto querida?- Lady Isabel se apareció en su lado, la pelirroja solo se apareció para molestarla y eso la enojaba mas de lo que pensaba.

—¿Acaso te importa? -Melinoe siguió contemplando el jardín. —Vete, no me molestes.

—Cuando yo sea reina te hare limpiar mis zapatos con tu lengua- Isabell se la pasaba alardeando con ello, desde que era la amante oficial de el rey, creía que tenia a Melinoe de un hilo.

—Eso crees tu pequeña zorra- Melinoe la miro— solo eres la favorita por ahora, eres joven, eres hermosa, pero eres mucho mas mayor que yo -se acerco amenazadoramente a ella— yo aun soy joven, mucho mas que tu, aun falta para que llegue a ese punto mas hermoso, acabare con esa belleza que gozas ahora y seré tan grande que lloraras a fuera de mi ventana rogando que te perdone. 

Llena de rabia Isabel la empujo contra la mesa causando un fuerte dolor en su vientre.







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Las horas pasaron tan lentas para Melinoe, se sentía a morir, a las afueras el rey esperaba con una enorme sonrisa mientras que Isabel miraba con odio la puerta, Eduardo quiso golpear a su padre cuando supo que solo se interesaba en el pequeño y no en la niña que daba a luz en aquel lugar.

Era algo que aborrecía de su padre, aun que no logro llegar a tiempo a Melinoe, sentía que debía de estar a su lado, aun si eso era prohibido.

—Y dime Isabel, ¿ por que nuestra reina te ha gritado que te fueras?- susurro en su oído y acaricio sus caderas causando un revuelo en la mayor.— sabes que te matare si le haces algo -beso su cuello y se alejo cuando vio salir a la partera.


Un hermoso niño, el país entero celebro, un reino se enojo y una niña lloro.

La vida fue injusta para alguien que solo buscaba ser feliz.




—Anuncia a todos, Guillermo ha nacido- el rey lo balanceo en sus brazos, el pequeño lloro tan fuerte que el rey lo dejo de inmediato en los brazos de su cansada madre donde se calmo al sentir su delicado toque.

—Al parecer no te quiere-Eduardo se burlo al fondo.

—cállate, estas viendo al futuro rey.-dicho eso salió a paso rápido. Eduardo rodo los ojos y cargo al pequeño en sus brazos, en donde el bebé se acomodo y siguio durmiendo.

—Le agradas.

—Lo se, debo de agradarle-le guiño un ojos causando un leve sonrojo en la menor.

El Secreto De La Reina©Where stories live. Discover now