𝐈𝐈𝐈

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"No sé porque iría en frente de ti y escondería mi alma, porque eres la única que la conoce. Estoy de pie delante de ti, estoy tratado de ser genial... Todo junto tratando de estar tan calmado"  

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SCREEN - Twenty One Pilots.

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Natasha siempre se iba antes de que él despertara, era una costumbre que habían adquirido como medida de seguridad en caso de que a algún curioso o imprudente se le ocurriese pasar por allí sin su permiso. Esa mañana abrió los ojos y encontró su lado de la cama frío y vacío, lo que le indicaba que hace un buen rato ya se había retirado. 

Se estiró sobre su lugar y parecía liviano; su cuerpo estaba adormecido y relajado, libre de la tensión y listo para continuar su rutina. Todavía recordaba como se abrazaba a su cuerpo y enredaba las piernas a su al rededor avanzada la madrugada buscando cobijarse. La sensación le ytransmitía paz, y él estaba muy acostumbrado a su cercanía. Se preguntaba cómo llegó hasta allí; fortaleciendolo todo cuando al principio apenas se toleraban. O bueno, él a ella. Si una cosa era cierta, Natasha siempre había sido alguien a quien admiraba; mucho más fuerte, valiente e inteligente. Y ahora, sin ella, estaría perdido en un mundo para el cuál no tenía mucho que ofrecer. 

Ellos estaban bien, y mientras no existiera algo que los haga tambalearse en la cuerda floja, seguirían con aquella dinámica secreta. Por supuesto que había atracción, ella le gustaba; de lo contrario no le diría siempre lo hermosa que era o la besaría con tanta devoción. Y, sin embargo, no podría llevar sus sentimientos más allá, no conociendola como lo hacía. Ninguno quería lanzarse a ese pozo sin fondo si no había una cuerda que los sujetara de la cintura para saber que estaban seguros. 

Trató de no pensárselo demasiado, a veces eso lo hacía reflexionar en los pro y contras de aquella relación; más no se lo decía porque le gustaba el tiempo que pasaban juntos haciendo lo que fuera que pasara en ese momento por sus mentes. El quedarse atrapado en esa frase de ella donde existía la posibilidad de parar, lo mareaba. Ahora que conocía ese lado no quería que se agote y otras veces solo necesitaba de Natasha sentada a su lado en el sofá, ayudándolo a dirigir las misiones, entrenando con él, saliendo a desayunar o beber algo en algún bar. 

Antes de bajar a la cocina tuvo que ducharse con agua fría, despertándo por completo de la ensoñación.  Afuera, Natasha estaba hablando con Sam; lucia tan fresca como siempre, traía ropa deportiva y se había hecho una coleta. Podía deducir con facilidad que venía del gimnasio. Él era más de correr en las mañanas, sin ambargo. Y ese día había calculado mal y despertó una hora más tarde. 

Ambos voltearon en su dirección al momento en que escucharon sus pasos y saludaron al unísono. Steve estaba curioso de lo que venían haciendo al notarlos charlar animados, les devolvió el gesto mientras trataba de enfocarse más en su plática; tomando una taza de la alacena, preparandose algo de café y sentándose frente a ellos.

—¿Qué se traen ustedes dos?—preguntó, mirándolos con diversión para luego darle un sorbo al líquido hirviente. 

—Natasha y yo hacíamos apuestas—Sam le contó, sonriente, dirigiéndole a Steve una mirada engreída—. Pero estoy casi seguro de que voy a ganar.—volvió a Natasha otra vez, quien estaba a punto de descargarse pero por alguna razón se contuvo lo suficiente luciendo poco afectada. 

—No cantes victoria antes de tiempo, Wilson. —Steve notó el tono malicioso en ella y los ojos fulminantes luciendo un vesde más intenso; curioso, enarcó una ceja.  Ahora necesitaba saber qué se traían entre manos y si saldría o no involucrado en el asunto. 

Love You MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora