Capítulo 7

242 23 0
                                    

Narra Claire.

Sentí sudor recorriendo mi frente, y me limpié con el dorso de la mano solo para notar que no era sudor, era sangre, estaba sangrando, afuera comenzaron a escucharse disparos así que me dejé caer sobre el asiento del conductor agachado la cabeza. No podía creer lo que estaba pasando, ni siquiera podía procesarlo, esto estaba mal, debía de ser un sueño, traté de recordar el accidente, solo recordaba cómo Stephen había perdido el control del auto y luego el latigazo que sentí con el impacto, sentí mis mejillas húmedas y me di cuenta de que lloraba, no podía para de llorar. A lo lejos se escuchaba el rugido de motocicletas aproximándose, podía distinguir que eran varias y que venían de prisa, sentí un escalofrío y mi llanto aumentó, hasta que escuché su voz.

—¡CLAIRE, AHORAAAA!— Era Stephen, escuchaba sus pasos y un segundo después estaba a mi lado abriendo la puerta del auto, salí de inmediato aferrándome a sus brazos.—Tenemos que correr, tenemos que escondernos.

Stephen me tomó de la mano y corrimos escondiéndonos en las sombras, miré hacia atrás y vi como las motocicletas se detenían en el lugar en el que los hombres que habían saludado a Stephen desde el otro auto estaban en un combate con otros que no reconocí. Vi a uno caer al suelo con un grito cuando a penas y había bajado de su moto.

—¡No mires atrás!— Stephen me jaló del brazo y entramos a un callejón. —Claire mírame, tenemos que llegar al Boulevard Hills, es nuestra única esperanza, tienes que prepararte para correr tan rápido como puedas ¿ok?

—Ok.—Dije entre jadeos pues a penas estaba recuperando el aire. —¿Qué tan lejos está ese Boulevard?

—Está a unas tres cuadras de aquí pero no podemos tomar el camino principal, tendremos que ir por los caminos ocultos entre los edificios, es más difícil que nos encuentren así. ¿Estás lista?

—Espera… ¿cómo sabes que estaremos seguros cuando lleguemos ahí?

—Carl y Dean esperan, podemos confiar en ellos, te lo prometo linda, tú y yo llegaremos a casa a salvo, tienes que confiar en mí…¿ahora ya estás lista?

—Lista.—Dije con determinación, no me iba a rendir tan fácil.

Corrimos a toda prisa, Stephen nunca soltó mi mano, yo sabía que él podía correr más rápido pero acopló su paso al mío. Por más rápido que corría sentía que no lograba avanzar, a penas y podía respirar, no sabía si era el miedo o la fatiga, pero no me detuve, sabía que nuestras vidas dependían de eso.

—Solo un poco más, un par de calles más y llegaremos.—Stephen comenzaba a sonar fatigado también, sin embargo habíamos logrado alejarnos lo suficiente del lugar donde el enfrentamiento ocurría pues ya no se escuchaban ni las motocicletas ni los disparos.

—¡Ahhhhhhhhhh!—Casi pierdo el equilibrio cuando mi tobillo se torció, definitivamente era una mala noche para usar vestido y tacones.

Stephen pareció notar hasta ese momento lo incómoda que estaba corriendo y se inclinó frente a mí poniendo sus manos en mi cintura y cargándome como un costal sobre sus hombros. No tuve tiempo ni siquiera de decirle que no lo hiciera pues de inmediato siguió corriendo, no se detuvo hasta que comencé a escuchar gritos cerca de nosotros.

—¡Stephen por aquí!

—Lo logramos Claire, lo logramos.—Stephen jadeaba pero me sostenía con firmeza.

Cuando al fin Stephen se detuvo sentí como unas manos me ayudaban a bajar, cuando estuve en el piso pude ver que quien me tocaba era un hombre joven, casi de la edad de Stephen, con el cabello rubio y corto.

—¡Ey!—Stephen hizo una pausa para recuperar el aire antes de seguir hablando.—Quítale tus manos de encima… Es mía.

Era la  segunda vez en la noche que él decía que yo era suya y era extraño pero a una pequeña parte de mí le gustaba escucharlo. El hombre apartó las manos de mi cintura y me ofreció una mano.

—Hermosa dama, disculpe mis modales, permítame presentarme soy Dean… Alexander Dean.

—M…mucho gusto.—Estreché su mano.—Soy Claire.

—Stephen aquí están las llaves, te seguiremos, ya no falta mucho.—Intervino otro hombre, bajo de estatura pero sin duda uno de los hombres más fornidos que había visto. También estrechó mi mano.—Mucho gusto señorita, mi nombre es Carl Richardson y los acompañaré a usted y al señor Stephen por esta noche.

Stephen tomó las llaves que Carl le ofreció y luego mi mano y nos dirigimos a una pequeña camioneta blanca, una vez adentro lo primero que hice fue quitarme los zapatos, los pies me mataban y luego solo pude quedarme quieta tratando de asimilar todo lo que había sucedido. Stephen comenzó a conducir, Carl y Dean nos seguían.

—Solo unos minutos más y estaremos en casa.—Dijo Stephen mientras tomaba mi mano y la apretaba suavemente antes de volver a sujetar el volante con firmeza.

—Stephen…

—¿Qué pasa?

—¿Qué pasará con los hombres que se quedaron atrás cuando llegaron las motocicletas?

—No lo sé Claire.—Stephen suspiró.—Tendremos que ser pacientes y esperar noticias ya sean buenas o malas.

—¿Quiénes eran los otros?¿Qué es lo que quieren?

—Tampoco lo sé Claire, solo sé que algo no va bien pero tenemos que ponernos a salvo antes de que pueda descubrir qué es lo que sucede. Te prometo que todo estará bien.

—Stephen… ¿Y Charlie, dónde está mi hermano, puedo llamarlo, no he sabido de Charles en horas y ni siquiera me ha enviado un mensaje o algo que me haga saber que está bien.

—Otra respuesta que no te puedo dar, no sé más que tú en este momento y si tenemos problemas graves lo mejor será no distraer a Charlie, te prometo que investigare linda.

—Prometes muchas cosas.

—Y las cumplo todas.—Dijo Stephen guiñando un ojo.








MíaWhere stories live. Discover now