Pocos días para navidad

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Se acercaba noche buena y me había dado cuenta que el señor Watterson estaba muy mal económicamente, quería ayudarlo, pues a pesar de que era un humano gruñón y antipático se que en el fondo era buena persona, tal vez yo no podría brindarle mucha ayuda pero al menos creo que mi apoyo en estos momentos serviría, yo no tenía mucho dinero, pues papá me daba algo para mantenerme mientras encontraba trabajo pero quizá podría compartirlo con el señor Watterson total se que el mundo me lo devolvería en algún momento. Pero no sabía cómo acercarme a él, cuando lo hacía todo salía mal, un desastre, el solo creía que lo molestaba, que era fastidiosa y grosera pero no sabía que yo lo hacía porque quería que el sonriera, siempre quería hacer que  sus días se tornarán de un gris más claro.

Era sábado en la mañana y yo había salido por un poco de pan y leche para el desayuno, afuera hacia mucho frío creo que el invierno había atacado un poco más fuerte ahora que faltaban unos días para navidad.
Yo caminaba lentamente por la avenida cuando me encontré al señor Watterson, sin más me decidí a saludarlo le dije —¡Hola! ¿Cómo ha estado? a lo cual el solo respondió —hola señorita Margoth todo está bien gracias, le dije —¿Puedo invitarlo a un café? el estaba un poco dudoso hasta que finalmente acepto.

Sentados en la cafetería él estaba un poco callado y distante, —
¿Le pasa algo señor Watterson? Pregunté, el respondió —se que no le interesan mis problemas señorita no finja, yo le dije —mire señor si le estoy preguntando es porque realmente me preocupa, llevo días que lo veo muy decaído, bueno más de lo normal y no me he atrevido a preguntar porque cada que me acerco siento que lo molesto, hoy solo se me presento la oportunidad de conversar un poco con usted para saber cómo estaba por eso lo invite al café, pero si va ha empezar de arrogante como siempre me iré de aquí, estaba algo molesta, no sabía porque intentaba ser amable con alguien que tenía el corazón tan duro como una piedra y tan amargo como un limón. El sintió que estaba un poco molesta y me dijo algo que me dejó estupefacta, dijo — Señorita yo deseo decirle que es usted quién le ha dado luz verde a mí vida, solo eso dijo y se marchó.

Vestida de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora