Capítulo 36. «Atrapados».

7.7K 560 26
                                    

Dos semanas después.

Ya han pasado dos semanas desde el incidente con el padre de Jessica. Mi tía y mi amiga aún están en mi departamento, mi tía se quería ir para la casa para según ella, no molestarme más, pero Jessica aún no quería regresar a la casa donde su padre la maltrató, y yo como su amiga la apoyé, así que las hice quedar por un tiempo más.

Mi padre se fue hace días para Arizona por su trabajo pero en sus ojos veía que no quería irse, que quería quedarse aquí para apoyar a mi tía en lo que esta necesitara, pero su deber lo llamaba y no podía quedarse. Le prometió estar al pendiente y le aseguró que Ricardo la ayudaría a quitarle de encima a su esposo. Estos días en los que estuvimos todos juntos en mi departamento pasaron cosas entre ellos. No puedo decir que se hayan besado, porque aún no los he visto, pero si han estado demasiado amables para mi gusto y las sonrisitas y miradas son más que obvias, parecen unos adolescentes.

Jessica al fin notó las extrañas miradas entre nuestros padres pero al contrario de mí, ella estaba muy feliz, no sé porqué, pero dijo que mi padre era un hombre maravilloso y que su madre merecía ser feliz, y sí, estoy de acuerdo con ella, mi tía es una gran mujer que merece ser feliz, ¿pero por qué tiene que ser con mi padre?

Hoy es viernes y salí temprano de clases, además hoy Justin y yo cumplíamos un mes de estar juntos y lo celebraríamos. Estoy en el departamento de Justin. El había preparado una cena espectacular sólo para los dos. La enorme sala de su departamento estaba a oscuras, solo iluminada por las velas, la luna se veía por un lado de la grande puerta de cristal y la música de Ed Sheeran nos acompañaba.

—Está todo increíble.—Exclamé con una sonrisa, Justin se ha convertido en todo un romántico.

Me sonrió y suspiró con su mirada penetrante en mí.

—Debs, gracias por todo, por este mes que me has permitido estar contigo, gracias por tu amor, por tu paciencia, por tus besos, por tus atenciones, gracias por estar en mi vida, te amo demasiado.l

Me acerqué a él y deposité un dulce beso en su mejilla.

—La que tiene que dar las gracias aquí soy yo.—Sonríe.—Gracias por todo lo que haces por mí cada día, gracias por tener la paciencia de un santo conmigo porque sé que soy algo complicada, pero siempre estás ahí sin importar qué, sopórtando mis celos, mi rebeldía, mi mal humor.—Ambos reímos.—Gracias por hacerme reír en todo momento, gracias porque con tus besos he encontrado el mejor pasatiempo.—Rió con su risa de tonto y me apretó hacia él.—Gracias por simplemente estar aquí, por ser mío y por amarme como lo haces.

Sus labios capturaron los míos en un beso lento, dulce, despacio, un beso lleno de amor. Se separó de mí y unió su frente con la mía mientras sus ojos me comían. El brillo de sus ojos miel me derretían el alma, sí lo sé, esos ojos son mi debilidad.

—Buen discurso, nena.—Dijo con una sonrisa pícara y lo golpeé jugetonamente en el pecho.

—Eres un tonto.

Sus fuertes brazos me atrajeron con él y me sentó sobre su regazo besando toda mi cara. Asentí bajando la mirada y suspirando con nostalgia.

—¿Pasa algo?—Me preguntó levantando mi rostro para que él pudiera verme mejor.

—Es sobre mi padre y mi tía, es algo complicado, ya sé que hemos hablado de esto, pero no sé porqué me pongo de esta manera, soy una egoísta de lo peor.

—No eres egoísta Debs, el problema aquí es que temes perder a tu padre, pero ya sabes lo que te he dicho, tú eres lo que él más ama, por más que esté con Claudia o con cualquier otra mujer, él jamás dejará de amarte, eso te lo puedo asegurar.—Acarició mi mejilla con suavidad y cerré mis ojos por instinto, sus manos son tan suaves.

Ámame Sin Medidas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora