Capítulo 26. «Elección».

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Llegamos al departamento después de asegurarle que lo escucharía a pesar de que no estaba tan segura de eso. No estaba en mis planes encontrarme a Justin besándose con esa rubia mal tallada, bueno, ella lo besó, pero da igual, tocó sus labios que es lo mismo.
Cerré la puerta de un tirón y me lancé al sofá llena de enojo y cansancio. Mi vida no es nada más y nada menos que un desastre, intento hacer las cosas bien y me salen mal, intento aunque me cueste ser una buena hija, sin tener comunicación con mi madre para no vivir ofendiéndola y ella viene y cuenta mis cosas, es un asco. Ahora tengo que lidiar con la situación de haber visto a mi hombre besándose con otra, es tan fastidioso y agotador. Sarah es una chica fácil y se le notó al escucharla rogarle a Justin esta mañana.

Miré hacia mi lado y observé a Justin sentado estrujándose la cara lleno de frustración, esta situación es incómoda para él, porque sé que él nunca le ha tenido que dar explicaciones a nadie.

—¿Y bién?—Pregunté con voz fría y la mirada seria.

Se movió incómodo y fijó su mirada en mí. Sus ojos brillaron al mirarme y el color miel de ellos me llevó al cielo un segundo para luego volver a la realidad.

—Yo no la besé.—Su voz sonaba a una súplica y sus ojos me pedían que por favor le creyera.

Sé que no fue él porque yo los vi, pero él no hizo nada para separarse, eso es lo que me enoja.

—Pero lo disfrutaste, ese es el problema.

—No lo disfruté Debs, yo no puedo disfrutar otros besos si no son los tuyos.—Su mirada se suavizó y se acercó a mí con ambas manos en mi rostro y con nuestras frentes unidas. Su respiración era algo acelerada, estaba asustado, lo he llegado a conocer tan bien estos pocos días, que conozco sus manías.—Yo no la besé y tampoco disfruté de ese jodido beso, te lo juro.

Suelto un suspiro agotador.

—No, no tienes que pedirme perdón, Justin, yo estuve ahí y vi las cosas.—suspiré.—Perdóname tu a mí por ser tan dramática, pero en el momento que pasó no me estaba sintiendo bien.

Su mirada se conectó con la mía y besó la punta de mi nariz dulcemente, logrando en mí una pequeña sonrisa de enamorada, sus pequeños gestos y caricias me ponen muy feliz.

—Me di cuenta de eso. ¿Qué hacías en el hotel Hilton, llorando y corriendo como una fugitiva, Debs?—Me preguntó sumamente preocupado.

Yo no podía contarle. Justin no puede enterarse de mi horrible pasado, Justin no puede enterarse de lo que me pasó, se alejaría de mí y me quedaría sola. Negué con la cabeza y le sonreí como pude.

—Estaba con mi madre, ella se está hospedando ahí con su esposo, discutimos y por eso salí de esa manera.—Intenté sonar convincente pero la mirada de Justin me decía que no me creía del todo.

Suspiró y me tomó las manos dandole un ligero apretón.

—¿No me vas a contar por qué tú y tu madre no se llevan muy bien?

—Me cogerías asco, si te lo contara me dejarías y jamás querrías saber de mí.

Me mira alarmado.

—Debs, por el amor a Dios, eso nunca va a pasar.

—Si lo tendrías, te lo puedo asegurar.—Apreté mis dientes para no llorar, no quería llorar.

—Debs...—Lo detuve antes de que continuara.

—No, por favor no me obligues a hablar de algo que no quiero.

Lo vi tener una batalla con la razón y el corazón, ganando como siempre, el corazón. Asintió con la cabeza mientras me acariciaba la mejilla limpiando una lágrima traviesa que bajó por esta.

Ámame Sin Medidas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora