—Estoy de compras con mi madre Lai, estaba tomando una bebida —Acomodé lo que había tomado en mis manos y sujeté bien mi teléfono —. Mañana como siempre tengo cita médica —Rodé los ojos aún sabiendo que no podía verme.

—Entonces tendrás que venir con nosotras a una fiesta el sábado —solté una carcajada, eso obviamente no iba a pasar, estaba soñando.

—Estás loca —Solté de golpe y a lo lejos vi a mi madre hacerme señas, por lo que veía ya se dirijia a la caja —. Hablamos luego Laila, debo irme.

—No Camila, no puedes espe… —Fue lo último que escuché y colgué el teléfono.

No era la primera vez que mis amigas trataban de sacarme de la casa, de subirme el ánimo o incluso como en ese caso, invitarme una fiesta en los últimos meses, y como en todos los anteriores casos, me iba a negar.

Me acerqué a mi madre y le entregué lo que había elegido, pero ya mis ojos no soportaban la brillante luz de ese lugar.

—Mamá ¿Puedo esperarte afuera? —Le pregunté señalando la salida y con un pie ya para irme —. Es que la luz de acá ya me está molestando demasiado.

—Bien cielo, entonces ve llamando a tu hermano, yo termino de pagar acá y salgo.

No esperé demasiado a su aprobación y salí lo más rápido que pude, saqué mi teléfono y le llamé a Marcus.

Ese era el problema, ésta y más eran las razones por las cuales no quería salir de mi casa, mis ojos no soportaban ese tipo de luces, los rayos de sol, y más. Tan solo para estar en mi teléfono y en el computador debía usar lentes con antireflejos.

Mi madre tardaba demasiado en pagar, y ya me estaba impacientando, mis ojos ardían un poco, y me sentía un poco mareada.

—¡Hey! —Escuché la bocina de un auto —. ¡Entra ya oso hormiguero! —Cuanto detestaba los apodos de mi hermano.

—Me vas a volver loca con tus apodos —subí al auto y tomé de la guantera mis lentes antireflejos, ya que empezaba a oscurecer y esas luces empezaban a molestar.

Mamá no tardó mucho más y se subió al carro con todas las compras. Marcus arrancó el auto y no podía estar más feliz, pero en ese instante me llegó un mensaje, odiaba los mensajes de texto, no podía leerlos muy bien, centrarme en un escrito en la pequeña pantalla de mi móvil se me dificulta mucho.
Lo dejé estar y recosté mi frente en la ventana, cerré los ojos porque no intentaría ver por ella una vez más, era en vano.

Pero al llegar a casa, mi mandíbula cayó a mis pies, debí tratar de leer el mensaje, no podía creerlo.

¿Que hacían mis amigas en la puerta de mi casa y en pijamas?

Era mejor ni preguntar.

En cuanto vieron el auto comenzaron a agitar las manos.

—Trío de locas —Soltó mi hermano. Me bajé del auto y a paso lento para no caer por la poca luz ya, me dirigí a mis amigas.

—Mila.

—Cami.

—Ami.

Soltaron todas a la vez, y yo solo reía por todos los nombre con los que me llaman mis amigas .

—¿Que hacen aquí? —Las saludé a todas como un beso en la mejilla.

—Visitarte tonta —Me dijo Abi

Abigail, la conocí en la secundaria, porque tropecé con ella. Sado mi problema no diferenciaba si estaba lejos o cerca, no la vi bien y la tumbé con todo y libros, pero ella simplemente me sonrió, tenía su cabello rubio en una coleta alta y sus ojos marrones me miraron con diversión, me disculpé mil veces con ella y de ahí se me pegó como un chicle.

—¿En pijamas? Cuerda de locas —Les abrí la puerta de la casa y entraron conmigo y mamá a la cocina.

—Si no venimos así, nos echas —Defendió Laila.

—Están mal de la cabeza —Tomé un yogurt de la nevera y las guíe a mi habitación.

—Queríamos verte, no quieres salir pues nos encerramos contigo. —Soltó Esmeralda lanzándose a la cama cuando llegamos a la habitación.

Esmeralda yo sentía que era la más bonita de todas, a pesar de que podía verla muy poco, tenía el cabello castaño largo como hasta las caderas, era alta, una figura muy linda, unos ojos ámbar preciosos y su personalidad era tranquila, al contrario de mis otras dos terribles amigas.

—Chicas me duele la cabeza y como le dije a Laila, mañana tengo una consulta muy temprano —Fui al clóset para tomar algo más cómodo para ponerme.

—¡Ay Camila! Ésta vez no nos iremos, siempre nos sacas, nos quedaremos contigo te guste o no —Conocía a mis amigas y Laila era muy persuasiva, no me quedaba de otra que aceptar.

—Bien —Me resigné y entré al baño a cambiarme.

—¡TE PROMETO QUE CENAREMOS, BIS PONDREMOS AL DIA, NOS CANTAS ALGUNA CANCIÓN NUEVA Y DORMIMOS! —Me grito Abigail para poderla escuchar.

—No voy a cantar. —Me negué al salir del baño y las oí bufar.

¿No les había mencionado eso? Pues sí, mi sueño frustrado era una carrera en la música, en la que en ese entonces solo tenía experiencia con la guitarra y el canto, sin decir que escribía de vez en cuando una que otra canción.
Otra cosa que mi enfermedad me había quitado.

Les juro que no había sentido que extrañaba a mis amigas hasta ese momento, cenamos entre risas, mi mamá estaba muy contenta y mi hermano no dejaba de hacer bromas, subimos a la habitación con palomitas y chocolates al acabar, y las chicas me pusieron al día con todo, chistes bromas y más. A veces sentía que me sacaban de mi RetiComa.

Pero todo era muy lindo para ser verdad, al dormir volví a caer en mi mundo lleno de inconvenientes al recordar que al día siguiente tenía la cita médica constante que no faltaba…

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Camila en Multimedia.

N/a: hola chic@s espero que estén bien.

Primer capítulo de ésta historia que espero mucho sea de su agrado, gracias por la oportunidad, espero les este gustando y opinen que les parece.

Muchos besos.
# Gely

Si No Veo Tus Ojos [Corrigiendo]Where stories live. Discover now