13.

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Dom observó como el sol apenas se levantaba a través de la ventanilla del auto mientras bajaban al pueblo. Él y Nova se habían inscrito a las clases de verano esa misma mañana antes de subir al auto.

—¿Tomaste las mismas clases de siempre? —Le preguntó Dom a su primo y mejor amigo, Nova asintió.

—¿Y tú?

—Tomé música este año, habrá un nuevo profesor de piano, al parecer es coreano y es muy bueno.

—¿Música? —Nova frunció el ceño— ¿Aun recuerdas como se toca el piano?

Dom se rió.

—Si, aun lo recuerdo. Tuve a la mejor maestra —soltó con nostalgia— además seguí practicando en cuanto llegué aquí en mis ratos libres, quizás no estoy tan oxidado al final.

—Podrías tener razón.

—¿A dónde irás hoy? ¿A ver a Meredith? —Nova volvió a asentir.

—Prometí acompañarla a la playa hoy, es su día libre ¿Quieres venir?

Dominik se negó.

—Tengo un par de cosas que conseguir antes de volver, te veré en la cabaña más noche ¿Te quedarás allí o en el hotel?

—En la cabaña.

Dominik y Nova se separaron al cruzar el puente. Dominik se dirigió en busca de un buen desayuno fuera del restaurant habitual. Y Nova fue directamente hasta la casa de los gemelos de ojos grisáceos. La florería aún estaba cerrada, quizás su madre estaba resfriada o había tenido problemas, por lo que se preguntó si sus planes con Meredith seguirían igual. Rodeó la florería para llamar por la puerta trasera de su casa. Tocó la campanilla junto a la puerta y después de un rato escucho la voz de Meredith.

—¡Ya vooooy! —Nova sonrió al imaginar la cara de la chica. Hubiera deseado ver su reacción. Meredith apareció detrás de la puerta para comprobar si se trataba de su chico. Sonrió al ver a Charles de pie frente a la puerta y entonces abrió.

—¡Charles! —Lo saludó alegre, Meredith llevaba puesto un vestido blanco con holanes que a Nova dejó cautivado. La joven se acercó a él y besó su mejilla.

—Hola, Mer —Nova le regresó el beso en la mejilla.

—Pasa, estaba guardando los refrigerios en la canasta —Ambos jóvenes se adentraron a su casa. Nova había estado allí infinidades de fines de semana que la conocía a la perfección.

Marco estaba sentado leyendo el periódico mientras comía pan tostado con mermelada de frambuesas, al ver entrar a su amigo Charles lo saludó.

—Llegaste temprano —se burló.

—La puntualidad es importante —le guiñó el ojo Nova

—Siempre me pregunto cómo es que llegas tan temprano si el autobús de la ciudad vecina no arriba aquí hasta pasadas las 10.

Marco frunció el ceño. Nova no se inmutó.

—Bicicleta, amigo.

Marco frunció el ceño y bajó completamente el periódico para verlo.

—¿Y dónde está la bicicleta? —se asomó para ver por la ventaja junto a la puerta.

Charles lo imitó.

—La dejé a las afueras por el puente, me gusta caminar por estas calles, no es lo mismo si las recorro en bicicleta —le sonrió. Meredith se apresuró a tomar la canasta que tenía destinada para el picnic que tendrían ella y Nova.

Entre príncipes y princesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora