Tú eres mía

5.1K 478 75
                                    

—Entonces, ¿Sam volvió a tu vida?

—Sí, pero no en la forma en la que piensas. Solo busca otra oportunidad.

—¿Y qué sucede con Kara?

—Ella no ha contestado ninguna de mis llamadas, tampoco...

—Me refiero a que sientes por ella, Lena.

—Muchas cosas— confesó Lena. —Siento como si estuviera en una rueda de la fortuna, igual de lenta, pero que no se detiene. Las cosas con ella suelen ser suaves y tranquilas, la mayoría del tiempo. Es lo más que me gusta de ella. Tiene un lado protector, cuando se trata de Lara. Kara es una caja de sorpresas, que estoy dispuesta a abrir. Ella ha sido una de las mejores cosas que me han pasado desde que volví.

—¿Estás enamorada de ella?

—Sí lo estoy. Comencé a sentir cosas por ella desde que nos invitaste a tu casa, y la alejé. La alejé por completo.

—¿Sigues sintiendo algo por Sam?

—Sí... bueno no exactamente. Ella ha venido a visitarme estos últimos días, pero... No lo sé, ya no siento lo mismo que antes. Después de ella hice mi vida, tengo a Lara y...

—... sentimientos por alguien más— concluyó su hermano.

—No sé qué hacer.

—Sí sabes, solo que no quieres darte cuenta. Aún sigues siendo la misma mujer de hace siete años. No quieres dar ese paso por miedo a caer, Lena. Tienes que estar segura de lo que harás, sino te arrepentirás toda la vida. Bueno, cambiemos de tema. ¿Cuándo volverás a L-Corp?

—No tengo la mente para estar pensando en trabajo ahora.

—Sí, entiendo. Solo quiero que sepas que tienes tu espacio y que nuestra madre no se hará cargo toda la vida, ni yo tampoco.

Lex tuvo que irse para ir a recoger a Eve al aeropuerto, que había ido a visitar a su padre. Lena se quedó pensando en lo que Lex le había dicho. Sí, tenía miedo. Tenía mucho miedo, de darle esa otra oportunidad a Sam y que de nada hubiera valido la pena estar con ella otra vez. Pero también tenía miedo, por Kara. ¿Y si cuando fuera a decirle que su amor era más grande del que sentía por Sam, la rubia le dijera que ya no le gustaba? ¿Que fue mucha la espera y que prefiere estar con alguien más? En realidad, tenía mucho miedo. Había metido la pata y ahora estaba horrorizada por lo que podía pasar.

Golpearon la puerta y Lena fue a ver quién era. Pero solo era Sam, besó la comisura de sus labios antes de pasar.

—Sí, claro, ponte cómoda— susurró Lena con sarcasmo.

Samantha ya se había sentado, pero al notar la cara de Lena, sospechó que algo no estaba bien. Se levantó y caminó hasta ella.

—¿Estás bien, mi amor?

—Sam no me llames así... Esto no funcionará.

—¿Qué dices? Ayer estábamos bien, ¿qué sucede?

—Creo que ya no debo estar mintiéndome a mí misma. No quiero seguir con esto.

—Oh, Lena. No sabes lo que dices. Tal vez el vino que tomaste te está comenzando a hacer efecto.

—No tengo alcohol en mi sistema y estoy hablando en serio. Tal vez haya estado confundiendo mis sentimientos por ti.

—Deja de bromear.

—No lo estoy haciendo.

—¿Qué? ¿Tu madre vino a llenarte la cabeza, otra vez? Lena, te amo y tú me amas a mí, por eso nos estamos dando esta oportunidad— Sam besó a Lena esta vez en los labios, con urgencia. Buscando paso entre la boca de Lena, pero ella la alejó. Solo sintió repugnancia al sentir su tacto. En ese momento Lena se dio cuenta de que lo que sentía por Sam lo había confundido con amor, en realidad era todo menos eso.

—Tú eres la que eligió eso. Yo nunca te di una respuesta, nunca dije que sí. Lo siento, pero ya no te amo, no como antes solía hacerlo. Y mi error fue no dejártelo en claro el primer día que pisaste esta casa— Sam se volteó, no esperando escuchar eso. Pasó las manos por su cara, se sentía frustrada. No estaba ahí para que Lena cambiara sus planes.

—¿Por qué me dices esto? ¿No ves que me lastimas?

—Lo siento, pero no puedo seguir engañándome.

—Esto... esto es por la Danvers esa, ¿no?

—Esto es por mí, mi decisión.

—Sí, de seguro es por ella. No quieras engañarme. Solo porque tiene un pene te hace sentir más mujer, ¿es eso? ¿Por eso me tratas así?

—Será mejor que te vayas ya.

—Estoy aquí porque quiero recuperarte, Lena. Tú eres mía y esa mujer no me quitara lo que me pertenece.

—Yo no le pertenezco a nadie. El hecho de que haya estado casada contigo, no me hace de tu propiedad— Sam sonrió de forma cínica.

—Eres una Luthor después de todo, y no has dejado de ser una de las mujeres más codiciadas del país. Ya entiendo todo. Me estas negando porque quieres seguir revolcándote con media ciudad como...— la mano de Lena fue a parar en una mejilla de la castaña.

—Te prohíbo que me faltes el respeto en mi propia casa— Sam estaba siendo consumida por el rechazo de Lena, creyó que volver con ella sería fácil.

—Lo más seguro, debiste haber tenido tantas aventuras, que esa niña fue producto de una de ellas— nuevamente recibió otra bofetada.

—Es una pena que haya estado ciega el tiempo que estuve casada contigo. ¡Quiero que te largues de una maldita vez y no quiero volverte a ver nunca en mi vida! Si tan solo te acercas dos metros, juro que lo lamentarás.

—Tú no harás nada, nunca haces nada.

—Una de las muy pocas cosas que pude aprovechar de haber sido tu esposa es que supe cada uno de los secretos de tu familia. ¿Cómo es que tu familia llegó a tener tanto dinero en tan solo dos años, si la empresa apenas podía producir lo necesario? Debieron conseguir dinero muy fácil, ¿no es así? ¿Qué sucedería si hablará con mis contactos y confesara que hacen trabajos sucios?

—No te atreverías.

—No me pongas a prueba. Ya no soy la mujer sumisa que tenías a tus pies. Lárgate de mi vida o me veré obligada a hacerlo.

Sam se quedó en silencio, procesando las palabras de Lena. Su expresión pasó de la sorpresa a la ira y luego a una fría calma. Sam se dio la vuelta y salió de la casa, dejando a Lena temblando de rabia y miedo.

Lena cerró la puerta detrás de Sam y se apoyó contra ella, dejando escapar un suspiro tembloroso. Sabía que había hecho lo correcto al confrontar a Sam. Volvió a la sala y se dejó caer en el sofá, intentando calmar sus nervios. Pensó en Kara, deseando más que nunca hablar con ella, compartir lo que acababa de pasar y encontrar consuelo en su voz. Pero Kara no había respondido a sus llamadas.

—¿Qué voy a hacer ahora? —murmuró para sí misma. Tomó su teléfono, dudando un momento antes de decidirse a enviar un mensaje a Kara.

"Necesito hablar contigo. ¿Podemos vernos?"

Envió el mensaje y esperó, sintiendo la ansiedad crecer con cada segundo que pasaba sin una respuesta. Lena esperó, viendo su teléfono mientras el tiempo parecía ralentizarse. Cada minuto que pasaba sin respuesta de Kara la hacía sentirse más inquieta. Miraba constantemente la pantalla, buscando desesperadamente el destello de una notificación que nunca llegaba.

𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂 𝑽𝒆𝒛 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝Where stories live. Discover now