Capítulo 5: Fabulosa

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Entro por la puerta y me siento en el mismo sitio que ayer, a la izquierda del chico rubio con pecas. Esta vez la clase está casi llena y hay un enorme barullo que retumba en las paredes. Por la mañana le he dicho a mi madre que me lleve al instituto un poco más tarde que ayer, pues no quería volver a ser de las primeras personas en llegar.

Miro a una de las dos chicas con las que quiero entablar amistad y justo cuando pasa a mi lado hacia el fondo de la clase la intercepto.

-¡Ey! -digo extendiendo mi brazo derecho hacia su pecho- ¿dónde te has comprado esa camisa? me mola mazo.

Ni yo me creo que haya usado esa palabra <<¿mazo? qué mal suena>>.

La chica se gira hacia mí acomodando su larga melena rubia -es de la tienda de mi madre-responde con un tono de voz muy agudo.

Antes de que le vuelva a decir algo, sigue hablando -tiene cosas fabulosas y está aquí al lado ¿te gustaría ir a visitarla en el recreo?- dice casi sin respiración moviendo los brazos para todos los lados.

Su amiga se levanta al ver que estamos hablando y se acerca a nosotras.

-¡Ey! ¿qué pasa chicas? -pregunta.

-Le estaba diciendo a la nueva que si se venía a la tienda de mamá en el recreo.

-Genial, así nos cuentas sobre ti -dice antes de que ni siquiera pueda decir si voy o no.

-Por cierto -dice la rubia- soy Emma y ella... -señala a su amiga.

-Soy Helen -la interrumpe.

-Yo Lu -digo emocionada por lo majas y atentas que han sido conmigo.

Me paso las tres horas de clase que tengo antes del recreo contando los segundos y mirando las agujas del reloj. Cuando el timbre suena por fin, nos levantamos y me voy con ellas hacia la tienda. 

Se encuentra justo enfrente del instituto y apenas tardamos unos minutos en llegar. Un gran escaparate lleno de maniquíes con glamurosas prendas, que me agobian de solo pensar en sus precios, se extiende ante mis ojos.

-Aquí es -dice Emma mientras abre la puerta de cristal y suena la campañilla contra la que golpea.

Una mujer con un largo vestido azul y tacones que la hacen al menos veinte centímetros más alta, sale de la trastienda y se acerca al mostrador.

-Hola cielo ¿qué haces aquí? -pregunta dirigiendo la mirada a Emma.

-Nada mamá, quería enseñarle la tienda a Lu, es la chica nueva -dice cogiéndome de la mano.

-Ah, pues bienvenida, echad un vistazo y si quieres algo me lo dices que te hago un descuentillo por ser amiga de mi hija -dice guiñándome un ojo.

De alguna manera el hecho de que me haya considerado ya su amiga, cuando apenas llevo dos días en el instituto, me hace esbozar una pequeña sonrisa.

-¡Vamos! -tira de mí Emma hacia el interior.

La verdad es que para ser una tienda ubicada en un pueblo es bastante grande. Las lentejuelas y los brillantes iluminan cada rincón. Me acerco a un vestido color salmón y disimuladamente busco la etiqueta ¡165 libras! Madre mía, con ese dinero podría comprarme por lo menos 9 libros.

-¿Y bien? -dice Helen acercándose a mis espaldas -¿cómo es que has empezado el curso a estas alturas?

-Bueno, mis padres se separaron y mi madre y yo queríamos cambiar de aires -digo colgando delicadamente el vestido en su sitio.

-Ay, lo siento -dice Emma- te habrá dado mucha pena dejar a tus amigos allí ¿no?

-Sí la verdad es que mucho -ni yo me creo las palabras que pronuncio-, mis amigas me hicieron una fiesta de despedida el último día, estuvo muy guay, bebimos y bailamos durante horas.

-Una fiesta trágicamente feliz -dice Helen mirando a su amiga.

-Sí, algo así -no se qué más inventarme, así que un silencio un poco incómodo es el protagonista durante unos segundos.

-Bueno -rompe el silencio Emma-, ahora tienes amigas nuevas, así que vete al probador y ponte esto que te favorece. Me pasa un pantalón de rayas blancas y negras y me gira hacia el probador.

Aunque me cuesta un poco meterme dentro, por primera vez en un mucho tiempo me siento fabulosa delante del espejo. Miro la etiqueta y veo que, aunque no llega al precio del vestido anterior, se sigue pasando de mi presupuesto.

<<Tendré que sacrificar el dinero que tenía ahorrado para comprar la nueva novela de Kate Morton>>

-Me quedan perfectos -digo dando una vuelta sobre mí misma al salir del probador. 

-Ayudé a mi madre a diseñarlos -dice presumiendo Emma-, así que es normal que te queden tan bien.

Vamos a la caja y su madre me hace una rebaja de casi el 50%. Se lo agradezco y al darnos la vuelta vemos a través del cristal del escaparate a un grupo de chicos que pasan riendo. Me fijo y me doy cuenta de que uno de ellos es Harry. Intento disimular el cosquilleo que me acaba de recorrer todo el cuerpo en cuestión de milésimas de segundo.

-Mírales, qué bien se lo pasan -dice de repente Helen mirando hacia el grupo de chicos que ya casi ha desaparecido de nuestra vista.

-¿Es él? -pregunta la madre a su hija.

-Sí mamá -responde asqueada.

No me entero de lo que pasa, así que decido sacar el móvil para mirar la hora. Veo que solo quedan dos minutos para el comienzo de la siguiente clase.

-Deberíamos irnos.

-Sí -dice Emma ensimismada-, adiós mamá.

Volvemos a paso ligero y somos las últimas en entrar, pero el profesor aún no ha llegado.

-Chsss -me hace Helen desde su sitio-, todos los miércoles nos quedamos a comer en el instituto ¿te apuntas mañana?

-Claro.

Sonreímos y el portazo del profesor me hace darme la vuelta de un brinco.

*Horas después

Mi madre ha preparado una lasaña gigante para cenar. Mi tripas rugen, así que en cuanto la oigo decir mi nombre, dejo todo lo que estoy haciendo y bajo rápido al salón.

-¿Qué tal llevas las clases? -pegunta mi madre.

Nunca le conté todo sobre mi anterior instituto, pero no es tonta y sabía que no tenía amigos porque me pasaba los días en casa menos para ir a clase.

-Muy bien -digo llevándome a la boca un trozo de la mejor lasaña que he probado nunca-. He hecho dos amigas, Emma y Helen, son muy majas y realmente guapas. Esta mañana me han llevado a la tienda de ropa de la madre de Emma y me he comprado un pantalón de rayas a mitad de precio. Y mañana me han invitado a comer con ellas en el comedor del instituto.

-Me alegro mucho hija -dice sonriendo-. Por cierto he ido a entregar mi curriculum en una panadería del barrio y me han dicho que no hace falta, que me cogen directamente porque ya llevan un buen tiempo buscando a alguien para trabajar.

-Entonces yo también me alegro por ti -digo con la boca llena.

-Lo malo es que empiezo mañana, así que tendrás que empezar a ir en bus al instituto.

<<Mierda, se me había olvidado>>, pienso.

-Ya me las apañaré -digo sin darle importancia.

Termino de cenar, lavo los platos y me voy a mi habitación a leer un libro y buscar en Internet qué bus me toca coger mañana para ir al instituto. 

Cuando escuché tu vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora