Andrew I-III

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                                                                       Japón(1942)

            Andrew soldado americano, admirado por su escuadrón por graduarse con honores de los Marines, con una personalidad tranquila y calmada es capaz de aprender cualquier idioma con fluidez en menos de 1 mes, su única debilidad son las mujeres. fue enviado a Tokyo encubierto para espiar los movimientos militares sospechosos de los japoneses.

            3 de diciembre

            Andrew se hace pasar por un fotógrafo, cada día toma informes a las nueve de la noche y los manda en código morse por radio, pero lo único de lo que habla desde hace 2 meses son lo lindas que son las mujeres japonesas, estos mensajes podrian persivirse como algún tipo de mensajes secretos, pero no, sus compañeros sabían como era el.

             Esa noche Andrew escucha aviones, revisa afuera y ve como salen todos los aviones de la base aérea de Tokyo, no era un movimiento usual, tendría que esperar hasta el otro día para reportarlo, Andrew decidió salir a ver que pasaba en la base.

              Al llegar  ve a japoneses entrar y salir de la base, aunque en ese momento Estados Unidos no estaba directamente involucrada en la guerra, el sentía un muy mal presentimiento sobre estos ejercicios militares, el se acerca a observar y escucha a japoneses de patrullaje hablar:

             -Es una locura!, volar todo ese tiempo sin que nos detecten es posible?.

             -Shhh, escuchaste eso?-Los soldados detienen la conversación cuando notan a Andrew escondido- Hey! Tu! Detente!

              Andrew corrió después de ser descubierto, los japoneses fueron detrás de el mientras que hacían sonar la alarma, si Andrew era descubierto, aun si se suicida antes de hablar, señalaría a Estados unidos como un intento de espionaje, así que ser capturado vivo o muerto no era opción.

             Después de tanto correr se encuentra con un templo japonés abandonado, no tiene mas opción que adentrarse en el, sin contar que adentro había una japonesa, cabello corto y kimono, era lo único que podía pensar Andrew en ese momento.

             La japonesa entendió rápidamente la situación y escondió a Andrew detrás mientras que los soldados se acercaban.

            -Sal de ahí! Los americanos no saben que este lugar es sagrado?

            La japonesa sale, los soldados anonadados por su belleza le dijeron que vieron alguien entrar al templo.

            -Al parecer los que no saben que este lugar es sagrado son ustedes, como se atreven gritar aqui.-Dijo la japonesa en un tono fuerte y serio.

           -Nos sentimos apenados señorita, pero esta segura que no vio nada sospechoso?

           -No, he estado enfrente de esta puerta toda la noche y no he visto a nadie entrar.

           -Ya veo, disculpe las molestias-Los soldados no les quedo de otra que retirarse del lugar

           Andrew salio de su escondite, noto que el templo estaba muy desgastado y por eso se veia abandonado, miro a la japonesa y ve su vestimenta sucia y polvorienta, agradecido con ella saco de su bolsillo dos canicas de oro y se las dio a la japonesa.

          La japonesa le degustó este acto-No quiero esto, no lo necesito.- Tiro las canicas al piso y se sentó a rezar

          -No es lo que crees, solo es un agradecimiento.-Dijo Andrew apenado

Personajes AnonimosWhere stories live. Discover now