20. PROBLÈME

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Las leo y las leo y es por eso que aquí esta. Un capítulo más. 

¡Disfruten!

20. PROBLÈME

Abbi

Secando las lágrimas de mis ojos, decidí que era tiempo de avanzar. Sabía que si ella regresaba todo se habría acabado. Vi muchos de los mensajes que ella le mandaba, pero poco a poco, él dejó de contestar. Quizá por eso estaba aquí. Ella quería luchar, me lo dijo ayer, pero... ¿acaso ella sabía quién era yo? Esperaba que no lo supiera. No quería sentirme como una estúpida frente a ella. No tengo ni idea de cómo no la reconocí, en las fotos de William se veía tan distinta. Con su cabello largo hasta la cintura.

Compuse mi maquillaje cuando una chica entró al baño de ramplón. Me observó unos minutos y supe que estaba borracha. Soltó un bufido antes de meterse al baño tambaleándose. Recordaba haberla visto antes en las fiestas, pero nunca hablado con ella. La observé al salir después de echar agua. Finalmente, preguntó.

—¿Tú eres la prometida de Will-Idiota-Hamilton?

Asentí con la cabeza. No tenía ni idea de cómo reaccionar. La chica se lavó las manos salpicando todo el mueble y el espejo. Su cabello rubio cenizo me recordaba a la muñeca Barbie. Pero sus curvas eran demasiado marcadas para parecer una. Sin mencionar los mechones azules en su cabello.

—Siento lástima por ti, cariño. No malinterpretes, pero no soy de las que levantan carteles para tener la atención de William. No podría, a pesar de que mi maldito agapi es su mejor amigo.

¿Lui? Lui no tenía prometida. No aún, sus padres le estaban dando un rango más alto de edad por alguna razón. Negué con la cabeza sintiéndome muy confundida. Quizá solamente no lo sabía. Ni me di por enterada.

—No Lui —dijo cargada de risa—. El idiota de Blake. Tenemos una relación bastante... especial. Yo no lo molesto y él tampoco lo hace. Mutuo acuerdo.

—Sí, bueno. Al parecer ese es mi destino también —dije soltando un suspiro. Mi vida estaba a punto de irse a la mierda. Podía sentirlo.

—Lo entiendo, vi a Ameli. Esa perra es de lo peor. Nunca entendimos muchas qué hace Will con ella. Si no ha besado a toda la élite inglesa es un milagro. ¿Vienes? No voy a dejarte sola. Tú necesitas un trago y yo tengo ganas de dártelo. Ven, vamos.

Salimos del baño caminando en dirección a su sala. No quería verlo, pero se cruzó en mi camino. Ameli hablaba muy entusiasmada y William la veía de la manera que siempre quise que me viera. Con ojos de amor. Mierda, en verdad la amaba o al menos eso aparentaba, algo que no pasaba conmigo.

Nos sentamos en la salita, Coralia me presentó a su hermano y a su primo menor. Dos chicos muy apuestos. Parecidos a ella con excepción del cabello, ninguno lo tenía teñido como ella claro está.

—¿Quién es ella? —preguntó alguien a mi espalda. Me sentí amenazada por un minuto como si la persona que estaba detrás de nosotros no se sintiera cómodo teniéndome en su mesa. Me di la vuelta para ver a un chico de cabello rubio y ojos de muerte. Una mezcla de gris con azul. Su camisa resaltaba por los músculos y mi respiración quedo tan parada que pensé que me daría un ataque.

—¡Harry! —gritó la chica—. Conoce a Abbi. Ella es...

—Sé quién es. Él idiota de su prometido no es mi favorito en la puta élite —me tendió una mano—. Harry Woodgate.

Le tendí la mano sintiendo una oleada de calor, sensación bastante hipnótica. Deliciosamente increíble. Tomando asiento junto a mí, dejé que Coraelia me sirviera una ronda de solo Dios sabe qué. Era fuerte y el sabor a alcohol se sentía en todo su esplendor. En cualquier otro momento lo hubiera escupido y pedido un Martini o alguna bebida más suave, pero en este caso estaba más que segura de que necesitaba este trago. Tomé mi celular tomándole una foto para hacer un poco de show en redes sociales, nunca fui de esas que tenían que demostrar que se la pasaban bien en redes, pero en este caso era de ese modo.

TENÍAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora