15. Noqueado

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Emanuel toca el timbre en el departamento de Jimena, ella estaba cocinando

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Emanuel toca el timbre en el departamento de Jimena, ella estaba cocinando. Abre la puerta un poco sorprendida, no esperaba a nadie.

—Hola —dijo Emanuel mientras intentaba internarse en el departamento, haciendo uso de su mirada sexy, esa donde mantenía la cabeza hacia abajo, levantaba la ceja derecha y conservaba una media sonrisa.

—Chau —dijo Jimena mientras intentaba cerrar la puerta.

—No, no Jimenita, ¿qué pasa? Te envío flores, te mandé mensajes y no me respondés?—dijo Emanuel haciéndole saber que no se iría sin una respuesta.

—Aquí tenés tus flores —dijo pasándole una bolsa de basura que estaba junto a puerta— y los mensajes ya los eliminé, un consejo, no me mandés más, porque los voy a seguir eliminando.

Sin ganas de darse por vencido, Emanuel intentó acariciar la mejilla de Jimena.

—Pero Jimenita, Nena, podemos solucionarlo, ya hemos pasado por esto antes. No vas a dejar lo hermoso que teníamos de pronto se acabe.

—Por eso mismo —dijo ella quien mirándolo a los ojos, lo único que sentía era rabia y frustración— no pienso pisar dos veces el mismo palito, o la misma piedra, no sé bien como es el dicho, pero igual, no quiero cometer el mismo error.

—El único error que estas cometiendo es no estar conmigo —dijo Emanuel inflando un poco su pecho.

—Emanuel, hablemos claro. Ya no quiero ¡NADA! con vos, ¿entendés el concepto NADA?

—¿Eso quiere decir que tampoco querés casarte conmigo?

Emanuel sabía perfectamente que nervio tocar, que palabras podían moverle el piso. Ambos habían hablado sobre el tema del matrimonio y aunque Emanuel intentaba hablar lo menos posible, ella, por otro lado no dejaba de darle algunas indirectas, como por ejemplo ver vestidos de novia, o cuál sería el mejor champán para el brindis, o la confinación de colores para la decoración etc. Emanuel sabía que el tema del matrimonio era su mejor y último recurso.

Jimena tragó el gran nudo que se le había formado en la garganta.

—Si, eso mismo quiero decir.

—¿Pero no era lo que querías? —dijo asombrado por la respuesta. Esa era su ultima carta.

—Era lo que quería, pero ya no, desde que te vi con la otra tipa murió la tonta Jimena que vos conocías y nació éstas otra. La insensible. Así que ya podes irte.

En ese momento llegó Jose Luis.

—Está todo bien —dijo Jose Luis, al encontrarse a ambos discutiendo.

—Vos sos el culpable de todo, vos le estas llenando la cabeza a mi novia ¿no? —preguntó Emanuel sulfurandose.

—¿De qué estas hablando? —le preguntó Jose Luis, no había visto a Jimena en cuatro días, estaba buscando en su cabeza la manera de quitar ese pacto de amistad que había hecho, no tenía idea de nada de lo que le estaba diciendo Emanuel.

Cansada de besar saposHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin