Capítulo ochenta

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La seguridad de Narcisse en sus palabras parecía transmitirla a todos los que estábamos allí y, de pronto, mi estúpido desmayo había pasado de ser la peor desgracia para Laboureche a la mejor interpretación sobre una pasarela que todos los invitados a la Semana de la Moda estaban alabando.

—Van a matarme algún día de estos; todos quieren asesinarme a disgustos —farfulló Claudine, abanicándose con una hoja de papel, siendo la más afectada de todo lo ocurrido en la última media hora.

—Está loco —oí gruñir a Guste, pero, al girarme hacia él, no parecía disgusto lo que se marcaba en su expresivo rostro y tampoco mostraba un ápice de burla hacia lo que mi jefe acababa de hacer. Parecía sorprendido por la capacidad resolutiva de Narcisse, prácticamente como todos los que estábamos allí.

Todavía entre los brazos del dueño de Louis XIX, observé cómo Narcisse descendía las escaleras con el paso firme, seguro de todo lo que acababa de hacer, sonriente y satisfecho, como si todo hubiera salido acorde a su plan.

Me miró con la barbilla levantada, recriminándome mi actitud, aunque no lo dijo con palabras, tan solo empujando con su hombro a Guste para apartarlo de mí en un rápido y efectivo movimiento y ofreciéndome una cínica sonrisa que mostraba su disconformidad con lo que acababa de ocurrir allí, pese a que él lo hubiera salvado con elegancia.

—Gracias —murmuré, porque no sabía qué más añadir, viendo cómo él se dirigía a su tía bisabuela con decisión sin esperarse el guantazo que le pegó ella al instante.

—¡¿Estás loco?! Maldito inconsciente consentido, casi arruinas mi desfile con tus invenciones estúpidas —le gritó ella y yo estuve segura de que parte de aquella furia la había provocado yo.

Me encogí ligeramente, incapaz de dar la cara por él, mientras Guste me tomaba de la mano con firmeza para evitar que me alejara de él.

—No quise decírtelo, porque... A la prensa le gusta el factor sorpresa, algo que destaque entre las monótonas presentaciones de las decenas de marcas que van a desfilar hoy y, si te lo decía a ti, ibas a delatarlo el primer día, como hiciste con mi identidad y la de Agathe —dijo mi jefe con soltura, antes de dirigirme una mirada apenada, como si quisiera añadir algo a aquella mentira.

Sentí mis piernas temblar de nuevo, aunque esa vez no era por ningún mareo o algún ataque de pánico.

—Voy a hablar con tu padre y voy a hacer que te deshereden si tu maldito plan no ha funcionado, porque casi me matas de la angustia —le recriminó ella, dándole un empujón antes de apartarse de su lado para dirigirse donde estaba Jean-Jacques, quien, asintiendo con la cabeza a modo de aprobación por las palabras de Claudine, la tomó de las manos para intentar tranquilizarla.

¿Por qué Narcisse me había cubierto? ¿Por qué no había dicho que, simplemente, me había desmayado en aquella pasarela y había permitido que todos me odiaran por humillarles el día más importante de la temporada?

Sus ojos castaños atravesaron los míos justo cuando Guste intentaba apretarme contra sí al comprobar lo temblorosa que estaba debido a toda aquella situación.

—Espero que ahora estemos en paz —murmuró Narcisse, dándose la vuelta, con intenciones de desaparecer de aquel lugar.

* * *

Annyeonghaseyo!

Ains ese Guste que nadie se esperaba siendo el príncipe azul (?) de Aggie para salvarla de una muerte segura JAJAJAJA

Pero por suerte ahí estaba Narcisse, el que la vendió para ser portada de una revista, rescatándola del repudio social al que ella misma se acababa de condenar para que le perdone sus mierdas JAJAJA

Ay lo que le espera a la Aggie después de eso... ¿Perdón? ¿Castigo? ¿Despido? xd En verdad si la despiden por desmayarse soy yo la que va y los denuncia a recursos humanos.

Aish, qué ganas de que leáis el capítulo de mañana y que un 30% me linchéis y me echéis 7 maldiciones seguidas, en serio, las necesito JAJAJAJA NO HAGO SPOILER PERO ALGUIEN ME VA A QUERER PEGAAAAAAR.

Y con estas altas altas expectativas por algo que a lo mejor es una 💩, os dejo hacer vuestras cosas, que yo haré las mías, que son 1) hacer clase, 2) salir de mi casa ahora que puedo respirar aire puro, 3) irme a dormir a las dos de la mañana como cada día para soñar con hombres literarios que no existen en la vida real y que te hacen tener unas expectativas de la vida que ni yo con mis notas de autora hacia los siguientes capítulos.

Annyeong!

Querido jefe NarcisoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz