1. Rescate

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Ese apretón de manos me dejó en una situación muy incómoda. No sabía como reaccionar, porque no solo me estrechó la mano, si no que el desconocido este me dio un abrazo. Como no sabía que hacer, pues se lo devolví.

-Como ya te he dicho, soy el hijo del Profesor Abedul, que por cierto no está esperando en el Laboratorio. ¡Vamos!

-E-eh, ¡Sí...eh...claro!

Y me coge de la mano ahí súper confiado el niño este que ni siquiera me acuerdo de su nombre..¿Hugo, tal vez? el caso es que me coge de la mano (apretándome MUY fuerte) y me lleva corriendo a la puerta del laboratorio

-¡Ya hemos llegado, papá!- Gritó a mi lado. Casi mde deja sorda...¿Bruno..? ¡Si eso, el pesado este se llama Bruno!

-No hay nadie...- Le digo en un tono bastante incrédulo

No me puedo creer que me haya hecho venir hasta aquí, para ver a su querido papá, que él si ve al suyo, pero yo no, y por eso me está empezando a caer mal, porque está todo el rato con el "papápapápapá" todo el tiempo y yo ni siquiera veo al mío. Bueno, el caso es que salimos del laboratorio, que era muy moderno, por cierto y esuchamos un grito.

-AAAAAAAAAAAAAAAAH AYUDA AYUDA

-¿Pero qué?

-¡Aura, rápido, ve a ver que pasa!

Já, que te vas a creer que voy a ir. Seguro que es tu padre, vas a ir tú con tus piernecitas por él chavalote. Esto no me incumbe. Esto lo estaba pensando cuando ya estaba corriendo hacia la ruta 101. Al llegar me encontré con un hombre corpulento, que estaba siendo atacado por un Poochyena.

-¡Rápido, coge una PokéBall de mi bolsa!

-Ehh ¡Si, voy!

Al abrir la bolsa me encontré tres PokéBalls. En una ponía Butterfly, Masquerain y Mudkip. No sabía cual coger. Había visto Butterflys antes, pero de los otros dos nada. Así de decidí coger a Butterfly. Intenté imitar a mi padre al lanzar ese reipiente que contenía al pokémon. Pulsé el botón y un precioso Butterfly, de color morado y ojos rojos salió disparado hacia el Poochyena, batiendo sus alas y haciendo que el pobre lobo huyera.

-¡Gracias chica! Oye, un momento, tú debes de ser.. ¡Aura!

-Si, esa soy yo.- DIje, rascándome la nuca

-Gracias por salvarme, de verdad. Malditos Poochyena, siempre me están atacando. ¿Volvemos a Villa Raíz?

-Sí, por favor

Y ambos nos volvimos ruta 101 abajo, hasta llegar a las puertas del Laboratorio de mi nuevo pueblo. Al llegar, estaban Bruno, mi madre y un chico, alto, bien vestido, con el pelo alborotado y de un color muy claro, como su camisa, solo que más oscuro. Lo que más me llamó la atención de su ropa fue el pañuelo rojo que llevaba al cuello. Cuando terminé de examinarle rápidamente con la mirada, me sonrió y se fue acercando a mí. 

Cuando Volemos JuntosWhere stories live. Discover now