Corazones En guerra (#1 Hijos de la Mafia)

30

Último Capítulo:

Selina está muerta.

Uno..

Dos...

Tres..

Cuatro..

—Beau...

"Selina está muerta"

Estoy cansado de oirlo, estoy cansado.

Uno..

Dos..

Tres..

Cuatro..

—Beau, ya es demasiado tarde.

—No lo es...

Sigo haciendo la reanimación, no me detengo, no paro, logre sacarla de ahí, caímos al agua y logre sacarla para subirnos al yate de Adrianno.

No puede dejarme.

No puede hacerlo..

Selina..

—Regresa a mi.—Pido—Igual que la primera vez ¿Recuerdas? Regresa a mí.

No puede dejarme.

No puede hacerlo.

—¡Selina!

—¡Vamos...Vamos, mi amor, regresa a mí.!

—Está muerta.

—No, no lo está.

—Está muerta, Beau..

Ignoro sus putas afirmaciones y sigo, le doy respiración boca a boca y hago todo lo posible, mi boca cubre la suya y mi llanto empieza.

—Detente, Beau..

No voy a parar..

No lo haré..

—¡Beau, que te detengas!

Sigo con las compresiones.

—Regresa a mí, hazlo, Selina.. por favor, regresa a mí.

Golpeo su pecho desesperado.

—¡Selina!

Lo hago de nuevo.

Y una vez más.

Adrianno, habla.—¡No puede ser!

Rodeo con los brazos a Selina y la pego contra mi pecho, ella no deja de toser luego de haber escupido todo el agua.

—Beau...

Dejo que mis ojos se cierren.

—No creí... pensé que no volvería a escuchar su voz.

Los hombres de Adrianno le ofrecen una manta y le cubro con ella.

—Beau..—Llora..—Beau...

—Shh.. está bien.. ya paso.—Respiro con fuerza, el pecho me duele.—Ya paso..

—Mi papá...

—Shh...

Ella levanta la mirada y yo también, desde el filo del yate donde nos encontramos, aun podemos ver la luz del fuego que incendia ese lugar, las llamas consumiéndose junto con la pequeña embarcación.

Abrazo con fuerza a Selina cuando ella se esconde entre mis brazos.

—Beau..

Bajo la mirada para observarla.

—Te amo.

El corazón se me acelera.

—¿Ya no me odias?

Con los ojos llenos de lagrimas, niega.—Ya no..

Sonrio despacio y pongo la mirada al frente igual que antes, igual como lo hace Selina.

Nos quedamos ahí, mientras observarnos una vez más, esta vez sin apartar la mirada, mientras el yate se aleja cada vez más.

Y las llamaradas terminan con todo el terror.

Hola..

Nos leemos en el epílogo.

>>Yiemir.