Cap.32 "¿Alguien más siente calor aquí?".

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Ella sonrió y sin decir nada, tocó mi frente suavemente. Sentí un cosquilleo en ella y al cabo de unos tres segundos, alejó su mano.

—Gracias —le dije sonriente mientras veía que tomaba el brazo de Nathan para curarlo.

—No hay problema —miró sus manos haciendo magia.

La voz de Tessa era sin duda la más dulce que había oído, aún sin conocerla, sabia que era una buena persona.

El resto del día fue tranquilo, Ulises despertó de su desmayo al cabo de una hora y arrasó con toda la comida que Bernarda había preparado. Ella se había quejado muchas veces con los dos más pequeños porque nunca desayunaban a tiempo y luego pasaban esas cosas.

Nathan y yo estábamos recostados en su cama. Decidimos recostarnos un rato, ya que luego del desayuno americano de Bernarda, estábamos demasiados llenos como para hacer cualquier otra cosa. Llevábamos diez minutos así, y mi cabeza no paraba de formular preguntas.

—¿Quieres preguntar ahora? ¿O esperarás a procesar la información? —el habló como si hubiese leído mi pensamiento y sabía que ya había adquirido la habilidad de saber lo que pensaba por la expresión de mi rostro.

—Antes que nada, ¿tú dejaste una nota en mi casillero? —pregunté—. ¿O Cato o Noel?—el frunció su ceño y quise besarlo de la ternura que me dio su rostro.

—No, yo no. Y ellos tampoco. Al menos, que yo sepa. ¿Por qué? —preguntó confundido. Negué con la cabeza, quitando ese pensamiento y concentrándome en lo importante.

—Solo olvídalo —procesé información y abrí la boca apenas pude—. ¿Reynaldo no sabe que soy humana? —fue lo primero que que vino a mi cabeza.

—Al parecer, no —el se encogió de hombros—. ¿Otra pregunta? —entrecerré mis ojos en el, sin creer en su extremadamente corta y vaga respuesta. Procesé todos los sucesos, y abrí la boca otra vez. 

—¿Quien era el desconocido allí? —el soltó un largo suspiro y me miró.

—No lo sé —honestidad salía de su boca—. Nunca lo había visto. Quizá estaba buscando lo mismo que Reynaldo, un nuevo séquito. No se si para un ritual o un sacrificio. El tenía poderes, pero no sé qué intentaba allí. Si las circunstancias hubiesen sido otras, quizá hasta podríamos haberlo incluido a nosotros y seríamos uno más. Habría uno menos que buscar.

Su larga respuesta me dejó satisfecha. Era más información de la que necesitaba pero otra duda surgió.

—¿Quien sigue ahora? —pregunté, no olvidándome de que aún faltaban tres reclutas más.

—No lo sé —se encogió de hombros—, hemos recibidos noticias de uno de nosotros, pero aún estamos en eso.

Una pregunta rondaba en las penumbras de mi mente aún pero no sabía cómo abordarla.

—El dijo que yo no era tan humana —aclaré, porque el no había dudado un segundo al decirlo. No había sido una pregunta, para nada. El lo había aclarado, incluso con una pizca de diversión, intentando plantar la semilla de la duda en mi cabeza. —¿Por qué diría eso? —pregunté.

El miró su reloj en su muñeca y se levantó rápidamente, dejándome completamente desconcertada.

¿Acaso no iba a contestar mis preguntas?

—Vamos, tu hermano está por salir de la escuela —me senté rápidamente y abrí la boca en asombro.

—Nathan —le dije con mi voz de advertencia.

—Vamos —dijo rápidamente.

¿Acaso estaba nervioso? ¿Nathan Clarke estaba nervioso frente a mi?

Controversia (Trilogía completa)Onde histórias criam vida. Descubra agora