Prólogo

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Gruñó por lo bajo, El Fuerte susurro de la brisa le impedía escuchar con claridad a su alrededor, pero, y aunque no veía a su amenaza la sentía cerca. Podía presentir que se acercaba, aunque el viento colmara su nariz de olores indeseados. Se agazapó, con el pelaje erizado y mostrando sus colmillos. Sin embargo, sus ojos dilatados de desesperación y temor lo delataban. Escuchó un crujido proveniente del arbusto de zarzas, sacudió su cola, alertado a cualquier movimiento.
No vio nada.
Sus ojos se trasladaron hasta el tremendo abedul frente a él. Unos ojos centellearon en la oscuridad para volver a desaparecer entre el follaje, se volvió sobre su cuerpo para encararse ante los ojos colmados de venganza pero no vio nada. Su respiración se aceleró, su frustración incremento y el terror lo invadió. Un correteo cerca del abedul. Se movió de nuevo, la luz de la luna hizo brillar todo el claro pero no vio nada, se comenzaba a impacientar.
Un correteo detrás suyo.
Se dio vuelta, nada. Sentía una cosquilleo.
Un susurro de las hojas a su izquierda.
No vio absolutamente nada.
El crujido de una rama sobre su cabeza.
Saltó sobre si mismo para observar sólo la negra y atrapante oscuridad.
Algo estaba junto a él, a punto de atacarlo.

-Veo que no has perdido tus dones de guerrero-susurro una voz profunda y suave a la vez. Casi burlesca. Ya la había escuchado antes, y, si no se sintiera atrapado hubiera ronroneado.
Pero ya había pasado mucho tiempo desde eso, las cosas cambiaron. Y, aunque deseara que volvieran a la normalidad sabía que ella no lo perdonaría por lo que había echo. Algo que nadie hubiera echo.
-Mirada Congelada, ¿porque estas aquí?- preguntó tratando que su escaso coraje ocultara su pavor.

Repentinamente, una figura delgada y esbelta, de pelaje atigrado gris y unos ojos diabólicos se encararon frente a él, irradiando contra la luz de la luna.
-Te podría preguntar lo mismo a ti- El gato de alejo y Mirada Congelada se movió en círculos, como acechando.
-Sabes que ya no eres bienvenida en este bosque- se limitó a decir moviéndose en círculos, procurando no acercarse.
-¿Así es como recibes a tu pareja? Que gran decepción- maulló sarcástica.
-¿Porque volviste?- exclamó con la barbilla alta.
-Te podría decir tiempo de calidad con mi antiguo clan pero no me creerías- maulló riendo con sarcasmo de nuevo.
-Porque no es cierto-
-No- admitió mirándolo fijamente- No lo es- Soltó un aullido desafiante y saltó sobre el, tomándolo por sorpresa.
Mirada Congelada lo empujó y el gato cayó y rodaron arañándose unos contra otros, lanzando zarpazos a ciegas. Mirada Congelada logró inmovilizarlo por un segundo pero el gato le pateo el vientre con las patas traseras y la gata salió despedida, se incorporó e inmediato y saltó sobre ella. Mirada Congelada cayó pero alargó su cabeza para morderle el cuello y rodaron por el claro. El gato le mordió el omoplato y dejó caer todo su peso sobre ella, para que, inevitablemente cayera. La gata se arrastró bajo de él y logró salir, volvieron a quedar cara a cara.
-Jamás creí que pelearía contigo- maulló el gato bufando, la gata se irguió desenvainando su uñas.
-Nadie en el clan lo creía, claro, si éramos la pareja ejemplar para los demás- exclamó con ironía- pero, hasta las parejas más perfectas pueden traicionarse entre sí- gruñó y saltó por detrás para empujarlo al suelo. El gato se iba a dar la vuelta pero la gata ya no estaba sobre el, había saltado hacia otro lado y ahora estaba frente a su cabeza, muy cerca de él, mostrando sus dientes.
-No tienes que hacer esto- susurro El gato leonado. La gata se acercó a él, rozando sus mejillas y le susurró.
-No tengo, pero quiero hacerlo- saltó sobre el de nuevo y desenvaino su garra.- Saluda a nuestros hijos de mi parte-
El gato no pudo terminar de decir un "no" y La gata, con sus garras desenvainadas le desgarró su cuello haciendo que le brotara sangre a montones.

Pero Mirada Congelada no se detuvo allí, lo tomó del pescuezo, esperando a que su corazón dejara de latir y se volviera nada más que un cadáver que su querido clan del Cedro apreciaría. Caminó por el bosque, con los ojos fijos en los de el gato que era arrastrado bajo sus fuertes fauces. Reconocía los olores, antes tan familiares a ella, al igual que el gato que traía. Una lágrima cayó de sus ojos azules. No, no podía mostrar debilidad, el ya no amaba a Estrella Leonada, no después de lo que había echo. No le importaba si el clan la quería o no, ella lograría ser la Líder.

Llegó hasta la cascada, su lugar preferido, bueno, antes preferido. Vio como el hoyo llegaba hasta el fondo, tomó impulso y saltó entre la noche. Sintiendo el agua salpicándole. Cayó sobre una superficie rocosa, había llegado al primer nivel, el de la guarida de lo Guerreros y la maternidad. Caminó como si el campamento le perteneciera, los gatos comenzaron a salir de sus guardias y al verla quedaron petrificados, otros terriblemente enojados y algunos simplemente atónitos. Hizo caso omiso a sus emociones y caminó por el pasillo del primero nivel, por la superficie angosta y rocosa, luego comenzó a descender y al final llegó hasta un terreno ancho en forma de semi círculo, dobló y se sentó justo en la esquina del semi círculo para contemplar el campamento, frente a ella el terreno descendía hasta llegar a una gran cueva donde se encontraba la Laguna y el claro.
Descendió por allí, subió su cabeza para observar la guarida de los curanderos y la guarida de los veteranos, que estaban a más o menos cuatro zorros sobre ella. Llegó hasta la Laguna, donde la luz era escasa, depositó bruscamente el cuerpo, como si no le importara en lo más mínimo.
-Este gato- maulló con desprecio y repugnancia, los gatos salieron de sus cuevas, alarmados y la miraron hacia abajo. Nadie se atrevió a decir palabra.- Este gato...que ustedes llaman líder, ha muerto por traición. Yo, Mirada Congelada seré la Líder ahora. Todos los gatos que se opongan a esto serán aniquilados bajo las garras de mis colegas subió la cabeza y vieron como muchos gatos, grandes y con colmillos afilados y las uñas desenvainadas los miraban.- Sus nuevos compañeros de clan.
-¡Pero son proscritos!- chilló alguien a lo lejos y la gata aulló.
-¡Quien diga una palabra más será presa fácil para mis amigos! ¡Bajen!- los gatos al istante comenzaron el descenso, los Guerreros les gruñían pero no decían absolutamente nada.
-Este clan no volverá a ser el mismo- gruñó triunfante- Estarán bajo mis reglas, bajos mis garras y bajo mi poder- las Reinas se pegaron a sus cachorros y los veteranos se encogieron.
Un gato grande, rojizo pálido, se acercó a Mirada Congelada y, a la vista de todos, se frotó contra ella. La gata le lamió la mejilla y miró a su nuevo clan.
-¡Garra de Fuego será el nuevo lugarteniente!- los gatos bramaron enojados, pero los nuevos gatos les gruñeron y aullaron amenazantes, haciendo que callaran. Dejando que su rabia se ocultara en lo más profundo de su corazón.
Mirada Congelada bajo la cabeza y observó el cuerpo inmóvil de Estrella Leonada, le maulló con orgullo.
-Es mi clan ahora-

Los gatos guerreros #1: El ascenso de los clanes: Entre traidoresWhere stories live. Discover now