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—Agh, me rindo, estudie una carrera para nada—.


—Vamos Kokichi, no exageres, no te han aceptado en el trabajo para el que has estudiado y preparado toda tu vida, trabaja en un McDonald's, a la mayoría de las personas les pasa—.

—Ja, ja, que graciosa—.

Estaba en la cocina de Maki, me acaban de dar la noticia de que no me aceptaran para el trabajo para el que me había esforzado tanto, y Maki, como buena amiga que es, me anima para seguir con mi sueño.

—¿Tan difícil es que una comisaría me acepte?— Dije al aire, sin querer una respuesta.

—Bueno, tal vez es porque no tienes músculos, tienes la altura de un niño de primero de la eso, y que en la entrevista no parabas de temblar como loco— Y como siempre, Maki dice lo que no quiero oír.

—¿¡Como sabes que estaba temblando durante la entrevista!?—.

—No lo se, pero me lo suponía, y al parecer tenía razón— Mientras lo decía salía de la cocina, seguramente lo hacía porque estaba aburrida de mis berrinches.

—¡Gracias por ser tan buena amiga!— Dije con un deje de sarcasmo.

—¡De nada!— Respondió ella.

Agh, no lo entiendo, fui de los primeros de mi carrera, ¿por qué no me aceptan? Ya van cinco comisarías,
¡cinco, putas, comisarías! Tal vez es verdad que mi forma física y altura no es la que se espera, ¡pero soy ágil!
Además, me gusta como soy, no voy a cambiar por un trabajo, aunque sea el trabajo en el que sueño, ¡me niego!

Aunque la verda debería tener un trabajo, ya sea en una cafetería, aunque en un McDonald's no, no le voy a dar a Maki el placer de tener la razón.

No, en serio, casi ni tengo para finales de mes, y vivo en un pequeño apartamento, a los 19 me mude, y estaba la mar de bien, pero porque lo cubría la beca de la universidad, y ahora como no hay ninguna beca que me mantiene, vivo con los ahorros que me daba mi abuelita cuando era chico, ¡incluso a los 14 años me daban más dinero que ahora, con mis 23 años de vida!

Que triste es la vida, supongo que no es como los cuentos de hadas, no iré convertido en rana a que una princesa me bese para convertirme en su príncipe y vivir felices de por vida.

—Buenas tardes Kokichi, ¿que haces por aquí?— El esposo de Maki entro a la habitación, si, lo habéis oído bien, Maki esta casada, y yo sin haber tenido una pareja en mi vida, bueno, tuve una, pero en el jardín de niños solo por jugar a papás y mamás, pero bueno, estoy feliz al ver a Maki aunque la boda fue lo mejor del mundo, nunca olvidare los sonrojada que estaba Maki durante toda la ceremonia.

—Buenas tardes Momota, estaba hablando con mi queridisíma amiga Maki, porque me anima siempre, pero se ha ido a no se donde— Puse ojos de niñito bueno como broma.

El solto una carcajada— Perdón por eso, ya sabes que tiene un carácter duro— Dijo el con una sonrisa, a veces daba miedo lo tan perfecto que podía verse.

—Ya volví— Maki salvaje a aparecido.

—¿A donde te has ido tan de repente?— Curiosidad a usado pregunta.

—Fui a corregir unos exámenes de mis alumnos— No ha causado ningún efecto....

—¿Sin avisar?— Esta chica si que es rara, me pregunto por qué decidi ser amigo suyo, a si, porque yo también soy raro.

—Me aburrías mucho, prefiero corregir exámenes— ¡Crítico! ¡Crítico!
Kokichi Ouma a perdido la batalla....

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