oxix. Ve.

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Sentía su cuerpo desvanecerse en los brazos de quien ahora sabía que era castaño

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Sentía su cuerpo desvanecerse en los brazos de quien ahora sabía que era castaño. Quería reaccionar, pero no podía, no sabía si se debida a la sustancia que recorría su torrente sanguíneo que hacía que le quemara un poco todo por dentro, la emoción de por fin mirar la cara del chico del que se había enamorado o el reconocerlo del restaurante y el hospital. Sin saber con certeza de que se trataba aquello, solo podía atinar a pensar que su cuerpo no se sentía como el propio.

Su vista se estaba nubladando sobre todo por el abrumador dolor y el silbido ensordecedor que solo estaba en su cabeza. Estaba... más que enfadada, decepcionada. Él le había estado mintiendo todo aquel tiempo.

Las imágenes se reproducían una y otra vez en su cabeza. Desde la tarde en que la salvo y se conocieron, la comida china en su habitación, la despedida y primer beso que tuvieron, el tomarse de las manos mientras caminaban a casa de la chica, cada uno de los días que había pasado con él pasaron frente a sus ojos y sintió un mal presentimiento. ¿Así se sentía morir?

El recuerdo que más se repetía era el ver como Peter había corrido quitando su máscara hasta llegar donde ella.

La había sostenido fuerte sin llegar a lastimarla, casi como un abrazo y aún conservaban la misma posición; ambos estaban en el suelo, los ojos de la chica brillaban por las lágrimas acumuladas y por la forma en el que se veían iluminados por el reflejo de las pocas luces que habían a su alrededor; de su boca brotaba un poco de sangre manchando sus labios de un rojo carmesí brillante. Sentía la humedad en sus ojos y boca, era como tener los ojos secos por mantenerlos abiertos mucho tiempo. Necesitaba descansar. Su cuerpo lo estaba exigiendo a gritos.

Le molestaba que Peter le hubiese mentido. Pero algo dentro de ella le pedía que lo perdonara. Y aquello que le causaba ese impulso, era el amor y cariño que había desarrollado por el.

—Maryannick...—lo escuchó decir mientras éste le acariciaba la cara aún cubierta con el traje, discretamente limpiando una lágrima que había caído de los ojos de la chica inconscientemente.

—¿Estás bien?—le preguntó al chico, obligándose a mantenerse despierta, a pesar de aquel sentimiento de traición, quería asegurarse de que Peter estuviera bien.

—Si—dijo conteniendo sus lágrimas—. Tú también lo estarás—contestó después de un instante de silencio, mirándola a los ojos—. Te pondrás bien, te... yo...

—No es así, o al menos no lo sabemos. No sabemos cómo va a reaccionar en mi.

—Arya está viva, Rupert también, tú te pondrás bien, ya fue exitoso antes.

—No lo sabemos, las otras sustancias fueron a mano de Rupert, esta la hice yo, pude cometer un error—dijo con la voz entrecortada—. Además de que mi cuerpo puede reaccionar distinto.

—No, Maryannick, eres mucho más lista que Rupert. Llamaremos a tu padre y te pondrás bien.

—No tengo miedo, Peter, está bien. Escúchame, por favor—el menor guardó silencio—. Mi padre vendrá con policías y conociéndolo bien—gruñó ligeramente cuando sintió una clase de estirón por su cuerpo que no podía explicar—, él vendrá con alguna ambulancia también. Déjame aquí. Estaré bien. Y si mi padre te busca después por una tragedia, dile que lo amé hasta el último día.

EIGHTEEN » PETER PARKER [#1]. Where stories live. Discover now