24⚡️

3.9K 340 71
                                    

•Roma•

Era bastante temprano, nos encontrábamos en la entrada del edificio con el flete ante nuestros ojos. Teníamos que empezar a meter todo en el departamento, así que nos teníamos que poner a la acción.

Pedro y Mateo se encargaban de las cosas pesadas, junto con el dueño del flete que al parecer era amigo de Pedro y también les daba una mano.

Yo por mi parte me hacía cargo de las cosas más livianas, la vajilla, cajas con ropa, fotos y demás. 

A pesar de que tampoco eran tantas cosas, el trabajo era arduo y se nos estaba haciendo más largo de lo que habiamos planeado.

-terminamos de subir la mesa y estaría todo- sonrío Pedro cansado volviendo a bajar una vez más. Si el ascensor no se había roto con todas las veces que habíamos bajado y subido ya no se rompía más...

-al fin- suspiro Mateo palmeando a su papá cuando ya no les quedaban más nada

-bueno ahora los dejo a ustedes que les queda bastante por ordenar- rio Pedro

-Gracias viejo, te amo- lo abrazo Mateo

El real quien pudiera... ojalá pudiera tener esa relación con mi papá.

-qué hora es?- soltó mateo tirandose en el sillón que había traído, que con todo el despelote que había se encontraba en el medio del living rodeado de cajas

-las 15:00, ¿queres que vaya a comprar algo para comer?- pregunte acariciando suavemente su pelo y cara para luego dejar un beso cerca de sus labios

-yo no tengo hambre... prefiero terminar cuanto antes de ordenar todo, así ya me quedo tranqui- me sonrío abrazando mi cintura

-bueno, a ordenar se ha dicho entonces- le sonreí parándome, conectando el parlante con buena música y estirando mis manos para que él también se levantara

-uhh así cualquiera ordena- sonrío él parándose y empezando a ubicar cada cosa en el lugar correspondiente

Nos pasamos así unas largas horas, armando muebles, conectando electrodomésticos, acomodando ropa y todo lo que necesitábamos más urgentemente. Le faltaban comprar un par de cosas pero con el tiempo ya terminaría de organizar todo.

-qué turrito lindo que sos- reí al verlo bailar y tirarse unos pasos cuál wachiturro

-dice que soy un atrevido, y solo le robe un beso- soltó acercándose y encajándome un pico brusco mientras bailaba con sus pasos característicos

-qué dirá de mi si supiera lo que en verdad quiero hacerle...- sonrío haciéndome dar una vueltita a mi

-qué me queres hacer a ver...?- pregunte haciéndome la desentendida

-shhh para... pero que puedo hacer si a mi me gusta el sexo, y tu no me quieres daaarrrr

-que turro mentiroso, si ya sabes que te re doy yo- reí uniéndome a su baile wachiturro

-dando dándole... yo me la pasaría a la noche dando dando dándole...- cantó acercándose para bailar conmigo y hacerme reír con las caras y los pasos que hacía

Y así nos pasamos gran parte de la tarde entre boludeando y haciendo pavadas y ordenando el departamento para que a la noche pudiéramos dormir en paz.

Ya eran pasadas las 19:00 cuando terminamos de más o menos ordenar todo, yo me había quedado acomodando un par de cosas en la cocina mientras Mateo se bañaba pero cuando volví a la habitación lo vi profundamente dormido.

Le puse una manta encima ya que se había dormido solo con el bóxer, se notaba que estaba súper cansado. Se había encargado de subir y armar un millón de cosas por lo que era lógico que necesitara descansar un poco.

Yo por mi parte decidí ir a hacer las compras ya que la heladera estaba vacía y no habíamos comido nada en todo el día por lo que yo tenía mucha hambre y Mateo seguro que más.

Me puse unas calzas y unas zapatillas junto con uno de los tantos buzos de mateo y tras clavarme los auriculares salí con un par de bolsas.

Al regresar desinfecte todo ya que ya estaban empezando a aparecer algunos casos de coronavirus en Argentina y teníamos que seguir con el protocolo.

Me di una ducha rápida, me coloqué una remera de mi novio que me tapaba casi todo el culo porque era una enana y luego me dispuse a cocinar unas milanesas con puré porque sabía que a él le encantaban.

Cuando ya estaba todo más o menos listo, apague la cocina y arme la mesa, estaba habituada a que seamos 2, ya que convivía sola con mi mamá hace años por lo que estaba súper acostumbrada al silencio y a pasar sola mucho rato, además de a saber armar mesas extremadamente chicas.

-amor...- empecé a despertarlo acariciando suavemente su pelo y dándole algunos besos por su cara

-mmm...

-bebo hice la cena

-enserio?- pregunto con la voz súper ronca y sin abrir los ojos

-si dale que se enfría- le sonreí dejando un beso esta vez en su boca

-te amo italia- me sonrío intentando abrir los ojos y haciendo unas muecas muy graciosas

-dale Teo pajero, vamos a comer que tengo hambre. Ya sabes que yo también

-qué hiciste?

-milas con puré

-uhhh lpm wacha yo me puedo casar con vos?

-Jajajajajaja tarado dale. Más adelante nos casamos

-y hay postre?

-yo voy a ser el postre- le sonreí mordiéndole el labio y levantándome en dirección a la cocina

-douuu no hay mejor postre que ese culito- sonrío pegándome en el culo y levantándose por fin

Tercera regla: no separarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora