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—¡CAPÍTULO NUEVE!La existencia de las palabrotas

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¡CAPÍTULO NUEVE!
La existencia de las palabrotas.

Harper miraba el juego de té de Dolores Umbridge con asco, su oficina llena de cuadros de gatos rosas era un asco, pero eso no era lo que importaba ahora

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Harper miraba el juego de té de Dolores Umbridge con asco, su oficina llena de cuadros de gatos rosas era un asco, pero eso no era lo que importaba ahora.

   —Muy bien, Potter.— comenzó la cara de sapo.—Has colocado vigilantes alrededor de mi despacho y has enviado a ese payaso.—señaló con la cabeza a Ron, y Malfoy rió aún más fuerte.—para que me dijera que el poltergeist estaba provocando el caos en el departamento de Transformaciones cuando yo sabía perfectamente que estaba manchando de tinta las miras de todos los telescopios del colegio. Y luego también enviaste a estos dos a encerrar a Filch en el baño del segundo piso.—Señaló a los Ravenclaw. —Es evidente que te interesaba mucho hablar con alguien. ¿Con quién? ¿Con Albus Dumbledore? ¿O con ese híbrido, Hagrid? No creo que se tratara de la profesora McGonagall porque tengo entendido que todavía está demasiado enferma para hablar con nadie.

Malfoy y otros miembros de la Brigada Inquisitorial rieron al oír aquel comentario. Harry sentía tanta rabia y tanto odio que temblaba de pies a cabeza.

   —No es asunto suyo. Yo puedo hablar con quien me dé la gana —gruñó.

El blandengue rostro de la profesora Umbridge se tensó un poco.

   —Muy bien.— continuó con su dulce voz, más falsa y más peligrosa que nunca.—Muy bien, señor Potter... Le he ofrecido la posibilidad de contármelo voluntariamente y la ha rechazado. No tengo otra alternativa que obligarlo. Draco, ve a buscar al profesor Snape.

Malfoy se guardó la varita de Harry en el bolsillo de la túnica y salió del despacho con la sonrisa en los labios.

En aquel momento, en el despacho sólo se oían los inquietos movimientos y los forcejeos de Ron y sus compañeros, a los que los alumnos de Slytherin intentaban dominar. A Ron le sangraba el labio y estaba manchando la alfombra de la profesora Umbridge mientras intentaba librarse de la llave que le hacía Warrington en el cuello; Ginny y Flavia, por su parte, trataban de pisarle los pies a las alumnas de sexto que las agarraban con fuerza por ambos brazos; Neville cada vez estaba más morado e intentaba soltarse del cuello los brazos de Crabbe; y Hermione procuraba en vano apartar a Millicent Bulstrode. Luna y Tobías, en cambio, estaban de pie junto a sus captores, sin oponer resistencia, y la rubia miraba distraídamente por la ventana como si todo aquello la aburriera muchísimo, Harper luego era otra cosa; no tenía fuerza con la que luchar por su libertad, por eso no forcejeaba con su captora.

WITCH SWAN| H.p y Crepusculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora