Trying to be a bad boy|| KookTae

Quinto intento

- ¡Jeon Jungkookie! - Tae corrió por el césped hasta pararse delante del pelirrojo, que estaba sentado, apoyado en el tronco de un árbol mientras leía.

- Hola, TaeTae hyung - de inmediato una sonrisa se posó en sus labios y se quitó sus audífonos.

- ¿Qué estás haciendo? - se sentó delante de él, cruzando sus piernas como un indio.

- Leer, el profesor de química no ha venido y nos dieron la hora libre.

- Me alegro Kookie.

Jungkook sentía una extraña satisfacción cuando ese lindo apodo salía de los bonitos labios de su hyung.

Simplemente se sentía cálido y feliz.

- Bueno ¿Qué maldad has hecho últimamente? - cerró el libro.

O más bien intento de maldad.

Pensó negando con la cabeza, al menos le divertía saber como actuaba su hyung para ser "un chico malo" aunque seguía siendo demasiado bondadoso.

- He hecho una cosa muy mala ¿Estás preparado? - avisó el mayor.

- Sip.

- Bueno, ayer luego de salir de clases fui a dar un paseo, en el parque que está cerca de aquí ¿Lo conoces? - el menor asintió - estaba pensando que cosa hacer para ser un chico malo y así conquistarte ¡Cuando se me encendió la bombilla! No es una bombilla de verdad, eso sería raro - soltó una risita.

- Lo sé hyung - este chico divaga demasiado.

- Resumiendo, vi uno de los contenedores de basura y... ¡Le di una patada, haciendo que toda la basura se escampara por el suelo! - agachó la cabeza.

- ¿En serio? - eso sí que lo había sorprendido, no esperaba que su hyung hiciera eso.

- Sí, es verdad, pero...

- ¿Pero? - preguntó con una sonrisa.

- ¡Me sentí horrible al ensuciar nuestra comunidad! Hay muchas personas que trabajan para limpiar todo muy bien y me da pena hacerles trabajar más - hizo un adorable puchero - como no fui capaz de dejarlo así, cogí mis guantes que siempre tengo en la mochila y lo recogí todo. Luego di de comer a las palomas porque vieron lo malo que fui y quería recompensarlas.

Ya decía yo.

- P-pero seré malo, s-solo espera un poco más¿si? - se levantó del suelo.

- Esperaré, no te preocupes.

- ¡Gracias Kookie! Nos vemos luego - se despidió.

El menor suspiró sonriendo, volviéndose a colocar los audífonos y abriendo el libro.