El comienzo de todo...

5.4K 214 71
                                    

Era temprano, como todas las mañanas, cuando aquel guardaespaldas irrumpió en el cuarto del menor, aunque no lo sería por mucho más tiempo puesto que en unos meses cumpliría la tan ansiada mayoría de edad. Sin decir nada, pero con resignación y seriedad en su rostro, se dirigió a la enorme ventana de cristal para abrir de golpe las cortinas de un discreto diseño a base de rayas azules y verdes claro, las cuales adornaban la costosa habitación, todo ella decorada con muebles de altas calidades. La luz del Sol no tardo en inundar la habitación y llenarla del cálido Sol mañanero, aunque aquello no parecía importar a Valentine, puesto que aún seguía durmiendo plácidamente sobre su cama de tres plazas, parecía ser que la luz no le molestaba en absoluto, quizás porque le estaba dando la espalda a la ventana abierta. El menor de cabello castaño claro, estaba abrazado a un enorme oso de peluche blanco con mucho pelo, un peluche el cual tendría más de seis años y había sido producto de un regalo, el único que le gustó de aquella fiesta de cumpleaños. Su rostro era pacífico, parecía un dulce niño, casi un ángel, aunque esto era solo porque estaba durmiendo, sus largas pestañas acariciaban su rostro, y su cabello largo había quedado extendido por la cama, como si para una sesión de fotografía se tratase. Cualquiera que ahora mismo lo viera podría apreciar aquella belleza.

- Todas las mañanas igual – El guardaespaldas había suspirado de forma pesada, este no debería ser su trabajo, pero se sentía más como una niñera de aquel joven que como un guardaespaldas propiamente dicho, aunque la verdad no le importaba demasiado. Se sentó en la cama, en la parte derecha, justo hacía en donde el dormido estaba mirando, con cuidado posó una mano en su rostro, acariciando tiernamente la mejilla, podría permanecer así más tiempo, de echo podría pasar toda su vida observando aquel rostro, pero al notar como el contrario se removía no le quedó otro más que levantarse de inmediato – Valentine – Lo llamó con voz firme – Ha vuelto a dormirse, señorito, así que más le lave despertarte y arreglarse, de nuevo tiene una apretada agenda – Su voz era firme, no dejaba lugar a replicas.

-Mira que eres un aguafiestas – Valentine se giró para darle la espalda, aunque ahora el Sol comenzaba a molestarlo – Mi padre no está en la ciudad, así que no tengo porque seguir esa estúpida agenda – Agarró más fuerte a aquel oso, sin abrir los ojos en ningún momento para intentar volver a dormir, cosa que no podría hacer tanto como desease al darle la luz del Sol directamente en los ojos.

-El problema es que a mi me pagan para justa mente eso – Sin miramiento alguno, retiró de un solo movimiento las sábanas con las cuales el menor se había tapado dejando al descubierto su piel de porcelana, aquella noche había vuelto a dormir solo con una camisa grande blanca, la cual dejaba al descubierto uno de sus hombros y le llegaba por los muslos dejando a la vista aquellas largas piernas, sin poder evitarlo aquel guardaespaldas apartó la mirada, pues aunque Valentine no se diera cuenta de ello verlo de esa forma lo inducía a tener pensamientos no demasiado puros – Por mantenerte a salvo, y créeme como no sigas la agenda que te han puesto no lo estarás -

– Vuelve a taparme Kuro – Valentine parecía no darse cuenta de la situación ya que había vuelto a cerrar los ojos para seguir dándole la espalda al otro, mientras con una de sus manos señalaba a las sábanas puestas a sus pies.

-No te volveré a tapar, y te doy solo diez minutos para que te arregles o me iré sin ti – Sin decir nada más salió del cuarto dejando a aquel cabezota solo, e intentando apartar de su mente la visión de hacía solo unos segundos.

-... No vas a irte nunca, idiota – Con un suspiró de niño pequeño y caprichoso, se sentó en la cama, mirando la puerta por la cual su guardaespaldas había desaparecido.

Valentine no entendía como lo soportaba después de tantos años y más cuando sabía perfectamente que si no fuera por las heridas infligidas en su cuerpo de todas las veces las cuales lo había salvado, podría ser incluso modelo, ya que su compresión era más que atlética y fuerte, cosa normal teniendo en cuenta su trabajo.

Mi Guardaespaldas (Yaoi/Gay/Homoerótica)Where stories live. Discover now