Extra 1

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N/A: Hola, aquí les dejo el primer (y único, por ahora) extra, cortesía de , quien se lo ganó en una dinámica del grupo de lectores. Espero que lo disfruten, mucho amor.

Blom llegó a casa, al entrar dejó su abrigo y su maletín en un pequeño perchero de madera. Aflojó un poco su corbata y se descalzó.

Caminó por el pasillo de su apretado departamento para llegar a la cocina, fue directamente a la alacena para sacar un poco de chocolate para hacer chocolate caliente. El frío calaba sus huesos y lo hacía temblar un poco.

Después de tener su taza lista, se encaminó a su estudio, pero antes de siquiera salir de la cocina, vio que en el centro del comedor yacía un ramo de flores atadas con un listón rojo. Una sonrisa brotó en sus labios, dejó la taza en alguna esquina de la mesa y tomó las flores con delicadeza. Se trataba de un pequeño ramo de trece margaritas.

Se dio la vuelta para ponerlas en algún jarrón con agua, pero divisó un solo geranio en el piso, guiándolo de nuevo al pasillo del departamento. Lo tomó, también estaba envuelto por un lazo rojo. Su vista lo guió a otros dos ramos más adelante, los dos de las mismas flores, dieciocho capuchinas en cada ramo.

Caminó un poco más, ya estaba enfrente de la puerta de su habitación, frente a ella estaba un sólo lazo rojo. Abrió y se encontró otros dos ramos sobre su cama. Otras trece margaritas, pero a diferencia de las otras, estas eran rosas, y a su lado habían cinco tormentilas. 

Dejó sobre su colchón los siete ramos y el listón en orden e intentó resolver el acertijo justo como lo había hecho hace unos siete años.

—Trece es una "M" —se dijo a sí mismo—. La primera letra del abecedario es una "A", entonces esta es una "A", luego estas son dos "R"s.

—"Marry me" —dijo una voz a espaldas de Blom.

—¡Hey! Déjame resolverlo —se quejó.

Y la habitación se quedó en silencio. Blom estaba procesando lo que acababa de pasar y no estaba listo para afrontarlo.

La mano de Tanner se paseó desde el hombro de Blom por su brazo hasta su mano, la cual tomó para girarlo y acercarlo más a él.

—Hoy se cumplen ocho años desde ese día —mencionó Tanner mientras lo envolvía en un abrazo—, y realmente lo he estado pensando mucho.

—Aja... ¿Por qué? —preguntó Blom dejándose envolver por el calor de Tanner.

El más grande rompió el abrazo y se separó un poco del otro, soltó su agarre y a paso lento se hincó enfrente de Blom, sacando de un bolsillo una cajita cubierta de terciopelo rojo.

—Blom, ¿te casarías conmigo?

Y aunque él no era una persona demasiado sentimental, no pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas al momento de besarlo como respuesta.

Flores para atraer mariquitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora