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Un copo de nieve cae cerca de su rostro. Luego otro. Y otro más. La nieve se acumula en el suelo, tiñendo todo el paisaje de blanco.

El frío quema, duele... Y a pesar de tener el abrigo necesario, empieza a pensar en la posibilidad de morir congelado.

A su alrededor, unas estructuras de más de cinco metros predominan el lugar. La nieve también se acumula en sus... ¿Cómo era que se llamaban? ¿Ramas? Si, ramas. Son árboles. Aunque de verde, tienen muy poco.

Busca fuerzas desde su interior y comienza a caminar sin rumbo; no tiene un destino. Su único objetivo es vivir el presente y observarlo todo. Captar cada detalle de aquel momento y guardarlo en su memoria. Sentir, experimentar... Nada más que eso.

Nota que de su boca sale un vapor blanco y se sorprende. Le causa gracia. De pronto, siente su pie atorándose en algo y comienza a caer. Al parecer, había una pendiente justo ahí.

Intenta agarrarse de algo para detener la caída, pero no hay nada más que nieve. Cae rodando y empieza a preocuparse al no ver el final de aquello.

Entonces, de pronto, siente que alguien tironea de lo que en ese momento es su brazo.

—Suficiente. Pasa el turno.

Le cuesta reaccionar. Siempre le pasa lo mismo. Se pierde en la simulación y olvida su propio presente. Se pierde en ese mundo tan lejano y le cuesta regresar al suyo.

Oxiderón [Historia corta]Where stories live. Discover now