Capítulo 12

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Capítulo 12

El periódico

Lo bueno de la casa era la mini cancha de básquetbol donde podíamos practicar. No era el único aficionado a ese deporte, papá también lo fue y Liam. Es bueno escuchar sus historias cuando ambos se ponen a recordar esos momentos gloriosos donde jugaban en con su equipo, los premios, las fiestas de celebración y el hecho de pertenecer a algo que puedas llamar tuyo los alegraba.

—No, no, no. —Refunfuñe viendo como mis tiros daban al fallo. Llevaba bastante tiempo practicando para mejorar mi técnica, pero no lograba encestar. —Mal, todo está saliendo mal.

Resople, puse ambas manos en mi cintura en forma de jarra observando con enojo el aro. Mañana era el partido que tanto habíamos esperado, y me enojaba conmigo mismo al no ser suficiente.

—Lo haces fatal.  —Canturreo en un tono burlón.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí?

Liam sonrió con inocencia. Dejó su cuaderno a lado dirigiéndo su atención a mi.

—Necesitaba un poco de aire fresco eso es todo, así que no te alteres. —Se encogió de hombros prosiguiendo. —Mañana es el partido, ¿no? Que nostalgia.

—Si...

La noche se estaba extendiendo por todo Misan, pero no tenía frío por estar sudando. Relamiendome los labios caminé hasta tener otra vez el balón entre mis manos.

—Que patético Allan, nunca te había visto jugar de esa forma. Bueno, —Tomo su cuaderno levantándose. Sacudió sus pantalones y regresó a verme. —suerte. Que os vaya bien.

Odio admitirlo pero Liam es bastante bueno en el básquetbol, quizás él... Tragandome mi orgullo decidí llamarlo.

—¡Liam espera!

—Uh-uh. —Sonrió con arrogancia. —Dime.

—Tu... ¿tu podrías ayudarme?

No se hizo de rogar. Él esperaba que se lo digiera, y tampoco me quejaba.

—Mira, tienes que formar una t con tus dedos al agarrar el balón. —Me mostró la ubicación. —Eso te facilitará lanzarlo.

—¿No tienes algo más difícil?

Puso los ojos en blanco. —No seas arrogante Allan. Esto es para principiantes.

—¡Y yo no soy un principiante!

—No. Tu eres un novato, y eso está peor. —Me pasó el balón el cual a penas pude agarrar por la fuerza. Él retrocedió unos cuantos pasos atrás con las manos en los bolsillos. —Intenta esa técnica. Ah, y no apuntes al aro, sino al cuadro.

Mordi el interior de mi mejilla dudando en sus consejos.

—Seguro que esto va a funcionar. No tiene pinta...

—Ahg, deja de quejarte y tira de una vez. Dios, no sé cómo te soportan con ese ánimo.

—Ya, ya, ya.

Con el balón en posición, coloqué los dedos tal como él me había enseñado. Visualizando la trayectoria decidí hacerle caso y enfocarme en que toque el cuadro en vez del aro.

Con impulso lo lanze. Y sorpresivamente entró. No podía ocultar la sonrisa de orgullo de mi rostro.

—¡En buena hora!

Liam es genial en esto, aún no entiendo porqué lo dejó.

—Gracias.

En unos minutos después, ambos entramos a la casa. Tomé una duña larga la cuál quitó maravillosamente la tensión de mis músculos, aunque aún me dolía ciertas partes.

Estaba exhausto y con hambre.

Revisé algunas notificaciones. Y cuando no pude contener más el apetito, bajé las escaleras para atacar la cocina.

—Uh, papá, llegaste.

Él despejó su vista del celular para verme. Una sonrisa se extendió en su boca arrugando las esquinas de sus ojos.

—Sí. Liam comentó que mañana tienes partido, ¿estás listo?

Abrí la nevera. —Ajam. Con los nervios pero sí.  ¿Irás a verme?

—No puedo. Surgió un nuevo caso en la Avenida ROSL, me toca partir allá.

Agarré pan, un poco de mortadela, queso y lo que fuera comestible entre mis brazos. Cerré la nevera con el pie y lo seguí observando.

—¿De qué va? Es tan malo, eh.

—Fuerte diría yo. —Pasó su mano por el rostro de su cara. —Ocurrió un accidente, dos jóvenes intentaron huir en un carro, alguien los perseguía y ambos en un desvío terminaron echados en un barranco muertos. La persona que los seguía está viva, pero, no tienen relación en sí. Es complicado.

—La vida de un abogado es interesante al parecer. —Corte en rebanadas la mortadela siguiendo con el queso.

—Cierto, encontré algo interesante en el periódico esta mañana.

—¿Otro caso?

—No. Tu, Allan.

—¡¿Yo?!

Alto ahí. Yo no era digno de salir en el periódico, además que recuerde no he cometido ningún crimen ni siquiera he hecho algún descubrimiento científico o ganado un premio.

Papá me extendió el periódico. Y al ver de qué se trataba me sorprendió bastante.

"El peligro de que los jóvenes obtengan su licencia a temprana edad."

Era la fotografía de Domenica y yo, aquella noche en que ella detuvo la camioneta y se puso a bailar en media carretera.

A Domenica le encantará ver esto.

Un mes antes de los diecisiete.

¿Y si te digo que te extraño? [EN REVISIÓN]Where stories live. Discover now