Capítulo I: El comienzo de una nueva aventura.

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El Santuario, Grecia. Pleno agosto.

Después de la última guerra santa contra Hades, por fin la esperada paz había regresado al Santuario, y con eso la vuelta a la vida de los caballeros dorados gracias a su diosa. Por fin tendrían su oportunidad de vivir sus vidas tranquilamente aunque tuvieran que seguir residiendo en el Santuario por precaución.

El templo de Géminis se encontraba inmerso en el silencio absoluto. El gemelo menor, Kanon, no se encontraba en su interior, había salido, y el gemelo mayor, Saga, estaba todavía durmiendo en su lecho.


En la habitación del gemelo mayor, tan solo se escuchaban tímidos suspiros y el movimiento de sábanas. Saga estaba totalmente metido en un profundo sueño que al parecer le hacía dar vueltas y vueltas en su cama, inquieto.


- Camus... - esa primera palabra que escapó de sus labios como un suspiro


Sí, el gemelo mayor de Géminis estaba enamorado de uno de sus compañeros de armas, el caballero de Acuario, Camus, al que también llamaban el mago de los hielos. Todos los días de su existencia los pasaba observando a este apuesto caballero, deseando que fuera suyo. Él era quien aparecía en sus sueños todas las noches y quien se apoderaba de sus pensamientos durante el día.


Pero lo más sorprendente de todo era que ni siquiera se atrevía a hablar con él. Apenas cruzaban un par de palabras de vez en cuando, Saga no se atrevía a más, su timidez se apoderaba de él ante la seria y fría mirada del acuariano. Pues, dicho esto, tan solo era un amor platónico, algo con lo que soñaba pero sabía que nunca podría ser dada su poca relación con Camus.


Concretamente, en su presente sueño, el caballero de Acuario se le aparecía en su templo diciéndole que tenía que explicarle algo importante. Por eso Saga se encontraba nervioso, inquieto, ¿qué tendría que decirle Camus? El caballero de Acuario se aproximabaa él y le besaba después de haberle susurrado al oído que le amaba. Saga se sentía muy feliz en sueños.


En esos momentos, Kanon ingresaba en el templo de Géminis, con el cabello recogido en una coleta alta y secándose la frente sudorosa con una toalla que llevaba colgada en los hombros. Ése era el motivo de su ausencia, había salido a correr antes de asistir al entrenamiento, un hábito que inexplicablemente había cogido hacía poco


Camus... Tu piel es tan suave...


Observó el salón del templo que compartía junto a su hermano. Estaba intacto, lo que confirmaba que Saga seguía durmiendo. Dejó la toalla encima de la mesa y se dirigió hacia la habitación del gemelo mayor.


Siempre he deseado besar tus labios. Son tan exquisitos...


El gemelo menor abrió la puerta de la habitación, y se encontró a su hermano bocarriba en la cama, estrujando las sábanas entre sus manos y balbuceando cosas inentendibles.


Tu mirada es intensa e hipnotizadora, me has robado el corazón...


- Bah, seguro que ya estará soñando algo, como siempre - se dijo Kanon acercándose y sentándose en la cama al lado de su hermano para observarle.

Me vuelves locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora