Mujer Bendita/Perfecta Manipuladora

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  • İtfaf edildi Carolina Garibay
                                    

Mujer Bendita

             -Apareció en el cielo una gran señal; una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estaba encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.

Apocalipsis 12:1-2

 

         «Bendito sea tu vientre» dijo el ángel Gabriel.

Mi nombre es María Gonzáles, vivo en Guadalajara, México y soy la aclamada por el Señor, así me lo ha dado a entender la vida. A mis dieciocho años tengo seis meses de embarazo, la edad que nuestra madre santa tenía cuando quedo embarazada de aquel hermoso niño. Mi esposo es mecánico, de eso es de lo que vivimos cada día; ya que mi madre me corrió de la casa por estar embarazada pero nuestro Señor me mandó este gran hombre que cuida de mí.

¿Pero por qué creo que soy la madre de Jesús?:
            Él decidió nacer en mí porque yo soy el fruto bendito entre todas las mujeres.

Desde niña me dedicaba a la vida religiosa, todos los domingos iba a misa sin falta y si me era posible entre semana, no me importaba sí iba sola realmente no importaba nada porque Dios necesitaba que estuviera ahí. A mis quince años todo era estable. Desde pequeña viví sólo con mi mamá; mi padre murió cuando yo tenía diez años en un choque mientras manejaba ebrio, aunque todo el tiempo mi madre lo negará era obvio que él siempre padeció ese problema con el alcohol.

Mi madre estaba harta de todo lo que pasaba, y a pesar de que juro que lo amaba y que él nunca sufrió ningún problema yo pude darme cuenta de que ella vivía con un odio muy grande hacía él. A pesar de mi corta edad podía notar como culpaba a todo el mundo de lo sucedido.

Mi padre nos ayudaba económicamente, nunca nos faltó el pan en la casa pero a mi madre no le bastaba eso, quería mucho más de lo que podíamos tener, y al no poder cumplir sus caprichos mi papá se empezó a refugiar en el alcoholismo. Nunca supe realmente cual era la satisfacción que le daba tener cada día más dinero, esa enorme avaricia la empezó a carcomer sin importarle lo que pasara alrededor de ella, lo único que le importaba era; ¿Qué compraría al día siguiente?, él siempre me apoyaba más allá de lo económicamente, él era mi vida, mis sueños y el rey de mis metas.   Él siempre supo de mis sueños y me apoyó a pesar de que solo tenía diez años, supongo que creía que solo eran unas bobadas de mi edad, pero a pesar de tener esa edad y no ir recurrentemente a misa yo quería ser una de las servidoras del señor en cambio; mi madre por otra parte nunca estuvo de acuerdo en nada, consideré que estaba loca.

         Aún recuerdo aquel día cuando le dije a mi mamá que quería ser monja y ella se exalto de una manera psicópata asegurándome que eso no me dejaría nada bueno, que ella quería tener nietos ya no pensaba quedarse sola toda la vida, yo era su única hija y debía darle nietos para que cuando ella estuviera grande la cuidaran; pero la vida da sorpresas y mi madre se llevó una muy buena, ella sería la abuela del niño Jesús.

Por la calle donde vivíamos desde que nací a unas cuantas cuadras había un convento de monjas, el más hermoso convento para mí ya que pertenecía a la iglesia “El sagrado corazón de María” iglesia que iba cada vez que podía, en ese convento permitían la integración de niñas desde los quince años y era la edad que tenía en ese tiempo, dure un año pidiéndole el permiso de ser monja, lo que me trajo como consecuencia que cada día fuera más su enojo. Al cumplir 16 conocí al hombre perfecto, su mirada, su voz, su todo me enloquecía, él sólo trabajaba, todos los días lo veía y me enamoraba más, y yo a él también le gustaba, su mirada me lo decía. Quizá era una edad muy joven pero realmente sabía que lo que era el amor.

Mariposas Del SuicidioHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin